En las últimas semanas se ha hablado mucho de la importancia de la libertad de expresión, y por razones comprensibles: tener la libertad de expresarse sin temor a las represalias o a la censura se pone a prueba en tiempos de crisis. Pero en un mundo en el que gran parte de nuestro discurso se lleva a cabo en línea, ¿la libertad de expresión puede hacer el trabajo que solía hacer?
Tal vez el defensor más acérrimo sea Elon Musk, CEO de Tesla, quien se autodenomina un “absolutista de la libertad de expresión”. Pero la comprensión que tiene de su importancia es limitada.
“Todo el sentido de la libertad de expresión es que, francamente, incluso las personas que odias digan cosas que odias”, le dijo Musk a Joe Rogan, durante su cuarta aparición en el podcast de este último, un episodio especial de Halloween. “Porque si las personas que odias pueden decir cosas que odias, eso significa que no pueden impedirte decir las cosas que quieres decir”.
El simple hecho de poder decir las cosas con impunidad no es “todo el sentido de la libertad de expresión”. Sin la infraestructura adecuada, el tan cacareado “mercado de ideas” no nos ayuda a alcanzar la verdad, sino que se convierte en un amplificador de ruido sin sentido.
Como escribió el exjuez de la Corte Suprema del Reino Unido, Jonathan Sumption, nuestro enfoque de la libertad de expresión “todavía está moldeado por actitudes que surgieron en (la era de) la Ilustración”. Pero no podemos tomar argumentos del siglo XVIII y esperar que en la actualidad puedan aplicarse de la misma manera. Nuestro discurso no se lleva a cabo en cafeterías.
En su lugar, se lleva a cabo en las redes sociales, donde los algoritmos se construyeron de tal manera que nos alientan a comportarnos como avatares bidimensionales en lugar de seres humanos reales.
Un vistazo fugaz a X muestra que en la era en línea, la libertad de expresión no puede conducirnos automáticamente a la verdad, el progreso y la justicia.
Si queremos que la libertad de expresión nos ayude a acercarnos a la verdad, vamos a tener que encontrar foros distintos a las performativas frases de 280 caracteres con las que debatimos nuestras ideas. La red social muere lenta y tediosamente. Quizá deberíamos estar agradecidos.
DJR