Las personas que viajan a su trabajo sólo pueden soñar con volar sobre carreteras congestionadas a velocidades de hasta 290 km por hora. La compañía estadunidense de solicitud de transporte Uber y Hyundai Motor, de Corea del Sur, quieren liberar a los conductores terrestres con taxis voladores, al estilo de Blade Runner 2049.
Sin embargo, los que se encuentran atrapados en congestionamientos en Seúl y San Francisco deben seguir soñando, pues para los accionistas cansados de los costosos proyectos arriesgados y creativos, el lanzamiento es motivo de preocupación.
Uber tiene grandes esperanzas de que el mercado de pasajeros tenga un valor de alrededor de 850 mil millones de dólares en dos décadas. Quiere crear un taxi aéreo eléctrico para cuatro pasajeros, fabricado por Hyundai, y que, con el tiempo, sea autónomo. Su objetivo es comenzar los vuelos de prueba de Uber Air a finales de este año e implementar las operaciones comerciales dentro de tres años, mucho tiempo antes que sus rivales.
Esa línea de tiempo es demasiado optimista. Las políticas sobre las normas de aviación, seguridad y ruido todavía no se elaboran en ninguna jurisdicción. La tecnología no se ha probado: la baja relación potencia/peso de las baterías es un reto y la conducción autónoma apenas funciona en tierra. La creación de infraestructura, que incluye estaciones de carga, de aterrizaje y despegue, requiere una gran inversión, y además los riesgos de ser el pionero son muchas.
Ninguna de las dos firmas puede aventurarse sin financiamiento externo. Uber gasta mucho dinero para aumentar la participación de mercado, lo que mantiene en negativo el flujo de caja operativo. Hyundai enfrenta la desaceleración de las ventas en China, su mercado más grande, y su deuda neta de grupo vale seis veces su Ebitda previsto para 2020.
Aun así, Hyundai quiere gastar 1 mil 500 millones de dólares en vehículos de movilidad aérea en los próximos cinco años además de su considerable gasto en investigación de automóviles eléctricos. Eso es significativo dada la inversión anual promedio del grupo de 2 mil 600 millones de dólares desde 2016. El precio de las acciones de Uber ya cayeron alrededor de un tercio desde su salida a bolsa en mayo pasado, mientras que las de Hyundai no han ido a ninguna parte durante un año.
Las ideas de fantasía no son nada nuevo para las compañías de tecnología. Sin embargo, los accionistas de las dos compañías necesitan planes que estén no son nada nuevo para las empresas de tecnología. Sin embargo, los accionistas de ambas compañías necesitan planes que se basen en la realidad.
El vehículo será 100% eléctrico
El vehículo aéreo ha sido bautizado como S-A1, será ciento por ciento eléctrico, podrá alcanzar los 290 kilómetros por hora y recorrer distancias de hasta 100 kilómetros (se especializará en trayectos cortos de menos de treinta minutos). Hyundai se encargará de la fabricación de los vehículos, mientras que Uber aportará la logística para que el servicio pueda operar, conectar a los pilotos con los pasajeros y gestionará la llegada y recogida de usuarios en los helipuertos.