Los retos de Ted Pick como CEO de Morgan Stanley

FT Mercados

Ted Pick debe de encontrar su propio camino al asumir la dirección de Morgan Stanley en enero.

Logo corporativo del banco Morgan Stanley en la sede central de Nueva York, EU. Enero 2015. Foto: (Reuters)
Brooke Masters
Ciudad de México. /

Cuando Ted Pick se haga cargo de Morgan Stanley en enero, se enfrentará a un problema que a muchos nuevos directores ejecutivos les gustaría tener: cuando a la empresa le ha ido tan bien, ¿qué puede hacer usted para el próximo acto?

El director ejecutivo saliente, James Gorman, ha acumulado un récord envidiable de 14 años. Transformó un banco de inversión tambaleante y debilitado por la crisis financiera de 2008 en una potencia de asesoría financiera con una serie de enormes adquisiciones.

Morgan Stanley ahora obtiene más de la mitad de sus ganancias antes de impuestos de la administración de activos y patrimonio y cotiza con un múltiplo de valor contable más alto que su rival de Wall Street, Goldman Sachs, lo que sugiere que los inversionistas lo califican mejor.

Gorman también ha dirigido lo que parece ser un final feliz. Aunque Pick venció a dos rivales internos, Andy Saperstein y Dan Simkowitz planean permanecer después de recibir mayores responsabilidades y 20 millones de dólares (mdd) cada uno en acciones restringidas que se otorgarán en 2027. Mientras tanto, el jefe saliente permanecerá como presidente ejecutivo, una especie de hada madrina, capaz de brindar un consejo benévolo al líder recién coronado.

Pero, ¿realmente todos vivirán felices para siempre? La historia está llena de advertencias sobre los peligros que aguardan a las empresas exitosas después de que un CEO estrella se marcha en un resplandor de gloria.

Cuando Jack Welch traspasó General Electric en 2001, era conocido como el “gerente del siglo” por la realización de acuerdos y la ingeniería financiera que habían creado la empresa más valiosa del mundo.

Cuando GE se disolvió, 20 años después, el modelo de Welch y su sucesor ungido estaban completamente desacreditados. El otoño pasado, Bob Iger recuperó el contro de Disney, dejando a un lado a Bob Chapek, su heredero elegido, después de un período de 33 meses en el que las acciones se redujeron a la mitad.

Es una muy mala señal cuando el CEO saliente siente que no puede irse. En Disney, Iger había pospuesto su jubilación, e incluso cuando ascendió a la presidencia ejecutiva, mantuvo su enorme oficina y continuó dirigiendo “esfuerzos creativos” durante 22 meses.

Un período de un año como presidente ejecutivo es perfectamente apropiado para fines de transición. Pero si Gorman sigue desempeñando un papel tan activo dentro de 18 meses o dos años, “se encienden luces rojas”, dice Jason Schloetzer, profesor de Georgetown.

Los protegidos que obtienen un ascenso enfrentan decisiones difíciles porque a ellos y a las personas que los rodean les puede resultar difícil separarse de un jefe al que respetan profundamente.

Pick asume Morgan Stanley en medio de una creciente competencia en la gestión patrimonial y una desaceleración del crecimiento de los ingresos que alarma a los inversionistas. Mantener el rumbo puede no ser una opción viable.

Gorman parece reconocer el problema. Me dijeron que cuando Pick empezó a hablar la semana pasada sobre los zapatos grandes que tenía que llenar, el CEO saliente lo hizo callar, diciendo, en efecto: “Hay muchos pares en la tienda. Ve a buscar tus propios zapatos”. Es mejor ese tipo de viaje de compras que una temeraria carrera hacia adquisiciones demasiado caras.

RPG​

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