La batalla entre los defensores del confinamiento y los de la reapertura acaba de subir un nivel. Elon Musk, el jefe de Tesla, y Michael O’Leary, de Ryanair, están irritados por la fuga de efectivo de las fábricas cerradas y los aviones que están en tierra. Los dos desafían las directrices de salud pública y regresan a las actividades.
Como jefes de compañías con un valor combinado de 160 mil millones de dólares (mdd), el dúo tiene mucho en juego.
Los renegados que regresan a las actividades adoptan una postura sobre: la reapertura de la economía versus que continúe el cierre. Los dos jefes afirman que las aperturas prematuras son un golpe que se da por la libertad. Las verdaderas razones son financieras.
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O’Leary tiene planes de realizar mil vuelos al día a partir del 1 de julio, sujeto a la eliminación de las restricciones del gobierno en vuelos dentro de la Unión Europea y la introducción de medidas de salud en los aeropuertos.
Con una capacidad de 40 por ciento en el segundo trimestre, tendrá dificultades para obtener utilidades durante el periodo de verano.
Una lógica similar se aplica a Musk. Las entregas reducidas y las pérdidas operativas podrían dejar a su compañía consumiendo 2 mil 400 mdd este trimestre, según los analistas de GLJ. Eso le dará un gran mordida a los 8 mil 800 mdd de efectivo en el balance a finales del último trimestre.
Los jefes ponen en peligro eso cuando arriesgan la vida de empleados y clientes. Si llegan a producirse muertes, también podría generarse indignación pública, el desencanto de los clientes y el castigo por parte del estado.
srgs