El miércoles pasado, en mi traslado en bici al trabajo, sentí que mi teléfono vibraba en mi bolsillo. Me bajé de la bicicleta para encontrarme con un aluvión de mensajes de compañeros aficionados a Nintendo, todos compartiendo enlaces a un nuevo tesoro: el esperado trailer de The Super Mario Bros: Movie.
El veredicto de los que vieron el avance de 129 segundos es que Mario parece estar a salvo en manos de los creadores de Mi Villano Favorito, Illumination.
Pero olvidémonos de la película, parecía un momento dorado para los trailers. Estamos en una época en la que, para cierto tipo de películas, las expectativas por el futuro entretenimiento se ha convertido en una experiencia en sí misma. Un ejemplo perfecto de los hábitos alimentados por la tecnología y el deseo de endorfinas que conforman nuestra forma de consumir medios de comunicación.
En unas horas, pude ver una gran variedad de streams que catalogaban la gran cantidad de “easter eggs” (referencias ocultas a videojuegos y personajes) que podría haber pasado por alto. Después de medio día, pude volver a ver el trailer, pero ahora con la voz del actor Chris Pratt, que será la voz de Mario en la película, sustituida por los fans puristas con Charles Martinet, el hombre que interpreta la voz de Mario en más de 100 juegos desde 1992.
Los creadores de trailers están explotando con pericia los diferentes anhelos que genera su producción: un deseo no solo por la película, sino también por el perfil en las redes sociales que pueden construir quienes participan en el periodo previo a su estreno.
Por un lado, la tecnología que facilita la producción de TikToks y el volver a presentar los momentos destacados de películas y deportes reduce drásticamente las unidades de entretenimiento a través de las cuales se suministran los efectos de endorfinas. Esta tendencia puede ser dolorosa: en el futbol ya hay preocupación sobre cómo enganchar a las nuevas generaciones para que vean partidos de 90 minutos. Pero, por otro lado, un contenido previamente fragmentado (el trailer) impulsa la producción y aglomeración masiva de más contenido.
Hasta el momento, consumí más de dos horas de contenido de la película de Super Mario que puede ser más corta cuando finalmente llegue a la gran pantalla.
sgs