Suena como el título de un thriller barato. Sin embargo, —“supremacía cuántica” el momento en el que una computadora cuántica realiza un cálculo más allá del alcance de las computadoras “tradicionales” más potentes— que, Google afirmó haber logrado hace unos días, es un verdadero avance. Ofrece un vistazo atractivo de un futuro en el que incluso los sistemas informáticos más avanzados de la actualidad parecerían primitivos. Al igual que con otras tecnologías que tienen el potencial de disrumpir la sociedad, existe la necesidad de una reflexión cuidadosa.
Las computadoras clásicas se construyen en torno a piezas de datos llamados bits, que representan ceros o unos. Los bits cuánticos pueden representar ambos simultáneamente. Al unirlos puede hacer posible que se completen tareas complejas, como los cálculos de millones de posibilidades, en un instante. Las computadoras tradicionales podrían tardar milenios para alcanzar el mismo resultado. Si bien competidores como IBM tienen sus sistemas cuánticos propios, Google mejoró su control sobre una tecnología inherentemente inestable, lo que permite realizar un cálculo mucho más complejo.
La computación clásica, el procesamiento de códigos binarios, ya transformó y aumentó las capacidades humanas. Las computadoras de la década de 1960 fueron capaces de poner a personas en la Luna. El smartphone moderno, prácticamente omnipresente en Reino Unido y Estados Unidos, ofrece acceso a una información que pone en vergüenza a la Biblioteca de Alejandría. Sin embargo, la computación de la actualidad también trajo consecuencias no previstas, las cuales van desde sesgos algorítmicos, robots asesinos, y hasta la desinformación en Facebook.
Las computadoras cuánticas todavía son en gran medida experimentales. El modelo de Google se parece más al Bluebird que a un auto sedán, capaz de lograr un solo objetivo pero no es práctico para la vida cotidiana. Sin embargo, es una validación importante que abre el camino hacia el siguente etapa de experimentación. Los avances en los apremiantes problemas globales como la salud humana y el cambio climático se podrían lograr al pensar fuera de lo binario.
No debe sorprender que una de las grandes compañías de tecnología, cuya matriz Alphabet tiene miles de millones de dólares en ingresos, sea la primera en alcanzar la supremacía cuántica. Sin embargo, hay preguntas acerca de si el sector privado debería establecer la agenda para la próxima frontera de tecnología. En otros campos en desarrollo, como los implantes neurológicos, los expertos advierten de los riesgos potenciales de permitir a las empresas comerciales dictar los términos del desarrollo. La computación cuántica tal vez tenga menos riesgos evidentes que crear cyborgs. Aunque, seguramente los problemas aparecerán con el tiempo.
Como sugirió la Royal Society de Gran Bretaña con los implantes cerebrales, los desafíos éticos se deben explorar en el presente: la dirección de cualquier nueva tecnología a menudo la establecen sus primeros desarrolladores. Por ejemplo, si el acceso a la tecnología de computación cuántica está restringido a unas cuantas compañías, su dominio del mercado podría afianzarse. También está la cuestión de la seguridad en la era cuántica. Dado el potencial disruptivo de la computación cuántica, las empresas deben ser transparentes sobre su nivel de capacidades cuánticas, estar dispuestos a comprometerse con el público, el gobierno y la sociedad civil en los dilemas éticos.
No obstante, se debe alabar el logro de Google. Frecuentemente los grandes grupos de tecnología innovan con el aparente propósito de acumular datos personales. Crear una tecnología que pueda transformar la forma en que vivimos para mejorar no es malo.
Descubrimiento
Google afirmó hace un par de semanas haber encontrado la “supremacía cuántica”, con lo que cualquier cálculo sería mucho más veloz.
Réplica
IBM emitió una postura en la que declaró no estar de acuerdo con tal afirmación, pues la computadora se programó para resolver un solo problema.
Historia
Google había afirmado con anterioridad que alcanzaría la “supremacía” cuántica desde 2017; sin embargo sus procesadores presentaron errores.