Dalia Hamiyeh, ejecutiva de comunicación de Publicis en Lausana, pasará una semana trabajando de forma remota en Líbano, el país natal de su familia. En 2022, el grupo francés de medios empezó a permitir a su personal trabajar hasta seis semanas al año desde cualquiera de los más de 100 países donde tiene oficinas. “La mayoría de nosotros aprovechamos el tiempo en verano”, dice Hamiyeh.
Ella añadirá la semana de trabajo a quince días de vacaciones. Sus primos, que vienen de Singapur, trabajarán a distancia con ella, y se propone desayunar, almorzar y pasar las tardes con la familia. “Mi abuela siempre me dice que trabajo demasiado, a pesar de que solo sea de ocho de la mañana a seis de la tarde”, explica. “Pero lo entienden. Están muy agradecidos. El hecho de que podamos volver, aunque sea un par de semanas, es mejor que nada”.
Las workcations (que proviene de mezclar las palabras work y vacations, —trabajo y vacaciones—), es decir, realizar un trabajo desde un destino para vacacionar, son un elemento relativamente nuevo en el menú ampliado de las opciones de trabajo posterior a la pandemia de covid. La tendencia es tan reciente que todavía hay escasez de datos. Pero los testimonios de los empleados y las políticas de las empresas demuestran que la demanda es fuerte.
En una encuesta de YouGov, 53 por ciento de los estadunidenses que pueden trabajar de forma remota están interesados en tomar unas workcations en los próximos 12 meses, y el grupo donde hay mayor interés es entre los jóvenes de 18 a 34 años. (Tanto estadunidenses como británicos señalaron Italia como destino preferido).
En el mejor de los casos, tomar unas workcations pueden aumentar la productividad y ofrecer al mismo tiempo la relajación de unas vacaciones. Philippa Brackfield, una escritora en Londres, trabaja a menudo con su esposo desde su casa de Devon. “Él dice que cuando trabaja aquí se siente como si estuviera de vacaciones, porque puede ir a la playa a la hora de comer o al pub Green Dragon a las seis”, dice. Trabajar en medio de la naturaleza —lo que se conoce como green desking— es una tendencia que, según sus partidarios, puede estimular la creatividad.
Muchas empresas respondieron a los deseos de los empleados ofreciendo las denominadas semanas de “trabajo desde cualquier lugar”. El director ejecutivo de Alphabet y Google, Sundar Pichai, escribió al personal en 2021: “Los Googlers podrán trabajar temporalmente desde un lugar que no sea su oficina principal durante un máximo de cuatro semanas al año”. El objetivo era “dar a todos más flexibilidad en torno al verano y los viajes de vacaciones”, dijo.
El banco estadounidense Citigroup permitió el año pasado a sus empleados trabajar a distancia las dos últimas semanas de agosto y diciembre. American Express introdujo cuatro semanas al año de “trabajo desde cualquier lugar”.
Las compañías que ofrecen este tipo de políticas tienen que navegar con asuntos regulatorios: obligaciones fiscales si un empleado supera un determinado tiempo en un lugar, normas de inmigración, seguros y protocolos de seguridad corporativa.
Muchas empresas consideran las workcations como un beneficio gratuito después de la pandemia y que pueden ofrecer a sus empleados en un mercado laboral restringido. A menudo, la opción surge de las tensas negociaciones sobre el futuro de las oficinas entre los empleados, que normalmente quieren más trabajo de forma remota, y los jefes, que buscan más presencia en las oficinas.
Pero algunas empresas también creen que las semanas de “trabajo desde cualquier sitio” pueden aumentar la productividad. Richard Beech es cofundador de Electroheads, una marca de e-commerce de bicicletas y scooters eléctricos en Londres.
Hace aproximadamente un año, se escapó a una casa cerca de la playa en Cornualles para lanzar el sitio web de la compañía, mientras surfeaba todos los días. “Fue una semana muy exitosa, desde mi punto de vista”, explica a través de Zoom, desde una oficina londinense vacía de personal, durante un viernes de verano de trabajo a distancia. “Me sorprendieron los beneficios para mi salud mental. Ha sido una experiencia transformadora”.
Ella Dice"Tengo clientes a los que suele no importarles en donde estoy.
El trabajo es una cosa que haces, no un lugar al que vas"
Al trabajar en un lugar tranquilo fuera de la oficina, explica, “tu ritmo de pensamiento disminuye, pero tu productividad aumenta”. Cornualles tiene menos distracciones que Londres. Incluso tomar un café es menos estresante, señala. Eso permite trabajar concentrado durante más tiempo, lo que es muy útil para los grandes proyectos.
Ahora Electroheads se ofrece a pagar a sus empleados los gastos de unas breves vacaciones de trabajo. Beech lo llama “animar a la gente a irse una semana y ver qué pasa”. Intenta no agobiar a los empleados fijándoles objetivos. Sin embargo, pocos han aceptado la oferta. Según Beech, algunos temen “perderse de algo” fuera de la oficina y a los jefes les preocupa no ser capaces de dirigir a sus equipos a distancia.
Mucha gente aprovecha las vacaciones de verano de sus hijos para tomar sus días de workcations. Una pareja puede hacer turnos para trabajar y pasar tiempo con los niños. James Tidmarsh, abogado internacional en París, pasa este verano trabajando desde varios destinos vacacionales, desde Ginebra a Croacia, mientras su hija está de descanso escolar.
“Puedo mantenerlo todo en marcha con una laptop y una gran pantalla que llevo a todas partes”, afirma. “El único requisito es una conexión rápida y un fondo pintoresco para las conversaciones en Zoom y Teams. Antes me preocupaba la reacción de los clientes. Ahora es simplemente un tema de conversación, o una forma de conectar, y nos llevamos bien y hacemos el negocio”.
Maria Soleil, fundadora de Soleil Marketing en Londres, que hace dos o tres viajes de trabajo a distancia al año, está de acuerdo: “Tengo clientes a los que suele no importarles en dónde estoy. El trabajo es una cosa que haces, no un lugar al que vas”. Para las juntas con clientes, dice, “el zoom es lo habitual ahora, está muy aceptado. En cualquier caso, en la mayoría de los sectores durante el verano hay menos reuniones de este tipo.
Las workcations a menudo son un estira y afloja entre los empleados y los jefes. Un banquero español nos lo cuenta: “Algunos jefes no ven con buenos ojos que los empleados trabajen de forma remota. A mi jefe le encanta pasar sus fines de semana largos en su isla favorita. Por eso está más abierto al trabajo a distancia durante el verano”. Un socio de la oficina londinense de un importante bufete de abogados de EU dijo que la libertad para tomar workcations está “muy correlacionada con la jerarquía”.
Más allá de los clientes y los jefes, hay otro obstáculo para las workcations: los lugares inadecuados. Una buena casa de vacaciones o un buen hotel no son necesariamente buenos lugares para trabajar. Para resolver este problema, varias compañías ingresaron al mercado de los destinos de workcations.
A las personas que toman días de workcations les gusta tener cerca una cafetería decente, dice Maclean-Jones.
Y recomienda que las parejas tengan lugares de trabajo separados en casa, para evitar que se vuelvan locos. Sin estas cosas, advierte, las vacaciones que se toman mientras se trabaja al mismo tiempo pueden ser “lo peor de ambos mundos”: ni buenas para el trabajo ni buenas para las vacaciones.
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