Xiaomi incursiona en la industria de vehículos eléctricos

FT MERCADOS

Lei Jun, presidente y CEO de Xiaomi, busca replicar su éxito con los smartphones en el mercado de vehículos eléctricos. El nuevo auto se inserta en el universo de productos de Xiaomi.

Lei Jun, presidente y CEO de Xiaomi. Foto: Reuters
Ryan McMorrow y Gloria Li
Ciudad de México /

Poco más de una década después de fundar Xiaomi, como imitador de Apple, Lei Jun por fin logró superar a su rival de Silicon Valley.

Si bien este año Apple abandonó silenciosamente un proyecto multimillonario de una década para fabricar un vehículo eléctrico, el grupo chino ahora tiene automóviles eléctricos que salen de la línea de producción de Beijing cada dos minutos.

El talento de Lei para la mercadotecnia y su inclinación por convertir ideas en productos, le valen comparaciones con Steve Jobs como presidente y director ejecutivo de Xiaomiy el apodo de “Lei Jobs” en China. La semana pasada, subió a un escenario en Beijing vestido con un blazer verde azulado para hablar de su triunfo de fabricar un coche, solo tres años después de revelar su ambición.

“Era tan difícil (construir un coche), tan difícil que incluso un gigante como Apple se rindió”, dijo a cientos de aficionados que lo vitoreaban en Beijing.

El arduo trabajo muestra señales de dar sus frutos: las acciones de Xiaomi subieron 12 por ciento el martes de la semana pasada, en respuesta a la fuerte demanda de su modelo SU7, después del evento de lanzamiento. La compañía recibió más de 100 mil pedidos por adelantado, aunque muchos de ellos son depósitos reembolsables.

Desde que fundó Xiaomi con siete colegas en 2010, Lei, de 54 años, convirtió a la compañía en el tercer fabricante de teléfonos más grande del mundo y creó una línea de productos tan diversa, que el logotipo de Xiaomi adorna todo tipo de cosas, desde maletas hasta lavadoras “inteligentes”. 

En 2021, Lei hizo la apuesta más audaz del grupo hasta el momento: anunció un plan para producir coches en serie en 2024, gracias a una inversión inicial de mil 500 millones de dólares (mdd) en lo que, según dijo, sería su “último gran esfuerzo empresarial”. El nuevo automóvil se inserta en el universo de productos de Xiaomi, permitiendo a los conductores encender todo tipo de cosas, desde las luces de la casa hasta la olla arrocera y su consola central.

Una persona con información sobre la iniciativa dijo que Lei dedicó entre 70 y 80 por ciento de su tiempo durante el año pasado al proyecto automotriz de Xiaomi, comenzando en la oficina a las siete de la mañana y trabajando hasta entre 10 y 11 de la noche. “Lei tiene la ambición de convertir a Xiaomi en uno de los tres principales fabricantes de vehículos eléctricos de China”, dijo la persona.

Eso también convertiría a Xiaomi en uno de los mayores fabricantes de vehículos eléctricos del mundo. Su planta en las afueras de Beijing puede fabricar 150 mil coches al año, con planes de expansión que duplicarían la capacidad, según los medios estatales. 

Los ejecutivos dicen que la presencia global de Xiaomi, con distribuidores y tiendas de smartphones en todo el mundo, aceleraría las ventas de coches en el extranjero.

Sin embargo, se lanza en un mercado chino altamente competitivo que se encuentra en medio de una guerra de precios. La amplia oferta del país de autos eléctricos elegantes, baratos y de alta calidad hizo que el analista de Citi, Jeff Chung, se muestre menos optimista sobre las perspectivas de la nueva oferta de Xiaomi, que se parece mucho al Porsche Taycan y tiene un precio inicial de casi 29 mil 800 dólares.

“Al final, todos podrían salir perdiendo dentro del segmento de 27 mil a 41 mil dólares (vehículos alimentados exclusivamente por baterías)”, señaló.

La rápida transición del grupo, de aspirantes a fabricar vehículos eléctricos a una producción en masa, se vio favorecida por el surgimiento de una cadena de suministro madura en China para la industria de los automóviles eléctricos. Los fabricantes nacionales, junto con Tesla, que tiene una importante planta en Shanghái, propiciaron una enorme fuente de talentos y una nueva generación de proveedores, desde gigantes de baterías, como CATL, hasta el fabricante de piezas de aluminio, Wencan Group.

Un proveedor de equipos de automatización para la fábrica de Xiaomi dijo que hay docenas de antiguos empleados de Tesla trabajando dentro de la planta. “Tesla es como la academia militar de Whampoa para vehículos eléctricos”, dijo, refiriéndose al campo de entrenamiento de la década de 1920 para las fuerzas chinas, que luego unirían al país. De manera similar, Apple también aprovechó el talento de Tesla en Silicon Valley en los primeros días de su proyecto automotriz.

Un portavoz de Xiaomi dijo que la compañía recibió 30 mil currículums de personas con experiencia en los principales grupos automotrices, poco después de anunciar su negocio de vehículos eléctricos, y que ahora cuenta con 3 mil ingenieros en la unidad.

Lei comenzó su carrera como programador en la universidad de la ciudad de Wuhan, en China. En 1989, junto con un egresado más grande, lanzó su primer producto: software de encriptación que se vendía en un disquete.

Su siguiente compañía, que comenzó en una habitación de un hotel local, vendía computadoras y software, además de servicios de impresión y fotocopias. “A medida que el negocio crecía en diferentes direcciones, cada vez era más difícil ganar dinero”, recordó durante un evento reciente de Xiaomi.

Con el tiempo, se convirtió en director de Kingsoft, un productor chino de software que produce herramientas de productividad similares a Microsoft Office. Mantiene una participación de 23 por ciento de las acciones de la empresa, que cotiza en Hong Kong y tiene una valoración de 4 mil mdd.

Tres años después de que Jobs lanzara el primer iPhone en 2007, Lei reunió un equipo para construir un smartphone con características similares. Los teléfonos de Xiaomi se hicieron conocidos por sus altas especificaciones, pero con precios asequibles. Muy comercializados por Lei, rápidamente ganaron una legión de fanáticos.

Pero la imagen de ser un jugador valioso ha sido difícil de superar. Lei ha intentado en repetidas ocasiones fabricar teléfonos de gama alta, pero no logró encontrar muchos compradores a precios cercanos a los de Apple. Esto deja a Xiaomi vendiendo productos de primera con márgenes muy reducidos: el margen de utilidades del grupo fue de 6.4 por ciento el año pasado, en comparación con 26 por ciento de Apple.

Los inversionistas valoran al grupo en poco menos de 50 mil mdd, o alrededor de una quincuagésima parte de la capitalización de mercado de Apple.

Frank He, analista del sector de tecnología de HSBC Qianhai Securities, dijo que Xiaomi obtuvo aproximadamente la mitad de sus utilidades de los servicios que vende a los usuarios, especialmente de la tienda de aplicaciones del grupo en China, que reemplaza a la tienda de Google Play, que está prohibida. 

Dijo que espera que los coches de Xiaomi se vendan con pérdidas durante los próximos dos años, a medida que el fabricante de automóviles crezca, pero que eventualmente el grupo va a obtener una pequeña utilidad por cada auto vendido y obtendrá utilidades con los servicios que se venden a los conductores.

“El presidente Lei quería tener un nuevo motor de crecimiento con un mercado más grande que pueda abordar”, comentó He. “La única ventaja de Xiaomi es el poder de la marca. Esto ocurre tanto en China como fuera del país asiático”.

Christoph Weber, director general de la empresa de software de ingeniería AutoFormtrabajó con la unidad de automóviles eléctricos de Xiaomi en Shanghái y dijo que Lei parece dispuesto a repetir su éxito al comenzar con un vehículo de alta calidad. “Piensan como una compañía de tecnología, no como una empresa automotriz tradicional”, dijo.

DJR

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