Imponer un impuesto al carbono, principalmente a las empresas que más emiten, es un elemento central de cualquier política medioambiental eficaz, combinado con medidas para evitar que la deuda pública se dispare, explicó el responsable de políticas presupuestarias del FMI, el portugués Vítor Gaspar, a la AFP.
"La imposición al carbono es, de lejos, el instrumento más eficaz y es un elemento muy importante de un conjunto de políticas que puede ser sostenible" para las finanzas públicas, declaró Gaspar, subrayando que "si las emisiones de carbono se gravan convenientemente, la capacidad de conseguir financiación del sector privado aumenta significativamente".
- Te recomendamos Hay confianza en la fortaleza económica de México: AMLO; “me sorprendió el FMI”, dice Política
Los Estados necesitan tanto disponer de otros recursos como incentivar el aumento de la inversión privada, apuntó el Fondo Monetario Internacional (FMI) en su informe sobre política presupuestaria (Fiscal monitor), publicado este miércoles.
En caso contrario, la deuda pública, ya particularmente alta prácticamente en todo el mundo, podría aumentar hasta en 45 por ciento o 50 por ciento del PIB para 2050.
En cambio, si se pone en marcha una política medioambiental que incluya un impuesto al carbono, se reducirían significativamente las consecuencias en las finanzas públicas a largo plazo, con una deuda que solo aumentaría hasta en 12 por ciento o 15 por ciento del PIB en el mismo periodo, "lo cual es claramente más sostenible", según Gaspar.
Pero para que sea completamente eficaz, el impuesto al carbono "debe acompañarse de otros instrumentos", como subvenciones específicas para ayudar a las empresas en la transición energética y apoyar a los hogares más vulnerables, que se verían confrontados a un aumento de los precios, sobre todo de la energía.
"Si seguimos con las políticas actuales, no lograremos los objetivos del Acuerdo de París" sobre el clima, insistió Gaspar.
El impuesto al carbono está ganando popularidad: se ha implantado en unos cincuenta países y una veintena más está contemplando hacerlo, según el informe.
Aún así, el principal reto es llevar a cabo la transición energética y lidiar con la subida del consumo de energía que se producirá en los países en desarrollo.
Red de protección
Para esos países, menos responsables del aumento de las emisiones de gases con efecto invernadero, lo más importante es garantizar que sus ciudadanos tengan acceso a la electricidad y erradicar la pobreza y las crisis alimentarias.
"La estrategia climática debe ser compatible no solo con el acceso a las tecnologías verdes y a la transición energética sino también con un aumento masivo de la producción de energía", recalcó Gaspar.
Otro "desafío" para los gobiernos, según Gaspar, son las subidas de los tipos de interés dictadas por los bancos centrales de las principales economías para luchar contra la inflación, que encarecen el coste de sus préstamo en los mercados.
"El aumento de los tipos de interés y de los costes de los préstamos [...] es un verdadero problema" que "afecta a casi todos los países", comentó el responsable, subrayando que, para algunos países, los costes representan una parte importante de sus presupuestos, por lo que sus capacidades de inversión disminuyen considerablemente.
El FMI espera convencer a sus Estados miembros, sobre todo a las economías avanzadas, de que aumenten sus capacidades de financiación, especialmente con una reforma del reparto de sus cuotas, que actualmente se distribuyen prorrateadas en función de la participación de cada Estado en el capital del Fondo.
El enfoque vigente bloquea una parte de los fondos disponibles para los países ricos, y lo que busca la reforma es precisamente aumentar las cuotas de otros países sin que esto afecte a los derechos de voto en el consejo de administración.
"Es muy importante reforzar el papel del FMI dentro de la red de protección de las finanzas mundiales", defendió Gaspar, abogando por aumentar las partidas del Fondo para financiación.
srgs