Aunque las criptomonedas, como el USD Coin lanzado hace poco en 85 países o Libra de Facebook, ofrecen atractivos como su bajo costo y el alcance mundial, el Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que también representan riesgos, por lo que las autoridades deben crear un entorno que los minimice y maximice los beneficios.
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En un documento, indicó que las monedas digitales podrían permitir pagos de activos basados en cadenas de bloques sin pasos intermedios y pueden incorporarse a aplicaciones digitales gracias a su arquitectura abierta, en contraste con los sistemas de uso privado exclusivo con que suelen trabajar los bancos.
Además, su mayor atractivo radica en los mecanismos que prometen transacciones tan fáciles como el uso de las redes sociales, pues los pagos trascienden el mero acto de transferir fondos; fundamentalmente, constituyen una experiencia social que une a la gente.
Así, abundó el FMI, las monedas digitales ofrecen la posibilidad de integrarse mejor a la vida digital y están concebidas por empresas que prosperan en torno a un diseño centrado en el usuario. Las grandes empresas tecnológicas con enormes bases mundiales de usuarios ofrecen redes que ya se encuentran en servicio y que pueden diseminar con rapidez nuevos servicios de pago.
Ante este entorno, destacó, las autoridades deberían replantearse regímenes regulatorios pensados para el futuro; entre otros elementos, considerar que los bancos pueden perder su lugar como intermediarios si pierden depósitos frente a los proveedores de criptomonedas.
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Asimismo, podrían surgir monopolios, ya que los gigantes tecnológicos podrían utilizar sus redes para marginar a la competencia y monetizar la información, utilizando su acceso exclusivo a los datos sobre las transacciones de los clientes.
De igual manera, las monedas más débiles podrían encontrarse en peligro, pues en los países donde la inflación es elevada, y las instituciones, débiles, las monedas locales podrían verse desfavorecidas frente a monedas digitales en moneda extranjera, lo que constituiría una nueva forma de «dolarización» y podría socavar la política monetaria, el desarrollo financiero y el crecimiento económico.
Además, las monedas digitales podrían promover las actividades ilícitas y provocarla pérdida del "señoreaje", gracias al cual los bancos centrales captan las utilidades generadas por la diferencia entre el valor facial de una moneda y el costo de fabricarla, aunado a que es necesario reforzar la protección del consumidor y la estabilidad financiera, concluyó el FMI.
lvm