El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo su estimado de crecimiento económico para México de 2.8 por ciento previsto en enero pasado a 2 por ciento para 2022; mientras que para 2023 las estimaciones pasaron de 2.7 a 2.5 por ciento.
Estas proyecciones están lejos de las realizadas por el gobierno federal, que a principios de mes actualizó sus estimados, a 3.5 por ciento en 2022 y 3.4 por ciento en 2023.
De acuerdo con el documento Perspectivas de la Economía Mundial, abril de 2022, la región de América Latina y el Caribe, incluido México, se verá afectada por la inflación y el endurecimiento de su política monetaria, así como por las menores perspectivas de crecimiento en China y Estados Unidos, debido a la relación comercial con estos países.
El economista en jefe y director de Departamento de Estudios del FMI, Pierre-Oliver Gourinchas, señaló que la rebaja en las expectativas de crecimiento de México obedece a que antes de la guerra entre Rusia y Ucrania, los resultados económicos ya eran más débiles, aunado a una demanda externa más baja, en un contexto de menor crecimiento en Estados Unidos.
En videoconferencia para comentar las perspectivas de la economía mundial, agregó que a esto se suman precios más altos de materias primas y el impacto de esto en la inflación, que representan uno de los canales de mayor repercusión para la economía mexicana.
Guerra entre Ucrania y Rusia
El FMI explicó que las perspectivas para la recuperación de la economía mundial, tras la crisis por la pandemia del covid-19, han empeorado, debido en gran parte a la invasión de Rusia a Ucrania, que provocó una trágica crisis humanitaria en Europa del Este, así como sanciones destinadas a presionar a Rusia para que ponga fin a las hostilidades.
Sin embargo, más allá de los impactos humanitarios inmediatos, la guerra entre Rusia y Ucrania hará más lento el crecimiento económico y aumentará, aún más, la inflación.
El organismo internacional abundó en que los efectos económicos de la guerra se están extendiendo por todas partes, como ondas sísmicas que emanan del epicentro de un terremoto, principalmente a través de los mercados de productos básicos, el comercio y los vínculos financieros.
Debido a que Rusia es un importante proveedor de petróleo, gas y metales y, junto con Ucrania, de trigo y maíz, la disminución actual y anticipada en el suministro de estos productos básicos ya ha elevado sus precios considerablemente.
Además de la guerra, añadió el FMI, los frecuentes bloqueos y de mayor alcance en China, incluidos los centros de fabricación clave, también han frenado la actividad y podrían causar nuevos cuellos de botella en las cadenas de suministro globales.
Destacó que las empresas de Rusia y Ucrania suministran insumos especializados, y la escasez de algunos de estos insumos ya está afectando a los fabricantes de automóviles europeos, aunado a que algunos países de Europa oriental y Asia central tienen grandes vínculos directos de comercio y remesas con Rusia.
Inflación
El organismo apuntó que incluso antes de la guerra, la inflación había aumentado en muchas economías, debido al alza de los precios de las materias primas y los desequilibrios entre la oferta y la demanda inducidos por la pandemia.
No obstante, la escasez de suministros relacionada con la guerra ampliará en gran medida esas presiones, especialmente a través de aumentos en el precio de la energía, los metales y los alimentos.
Aunque se espera que los cuellos de botella eventualmente mejoren, en la medida que la producción en otros lugares responda a precios más altos y la nueva capacidad entre en funcionamiento, se espera que la escasez de suministro en algunos sectores dure hasta 2023.
Perspectivas mundiales
En este contexto, el FMI estima que la economía mundial crezca 3.6 por ciento en 2022, 0.8 puntos porcentuales menos que la estimación de enero pasado. Para América Latina y el Caribe, las proyecciones apuntan a un nivel de crecimiento económico de 2.5 por ciento, tanto en 2022 como en 2023.
MRA