El Fondo Monetario Internacional (FMI) alertó que hay una desconexión entre el comportamiento que han registrado recientemente los mercados financieros con relación a las perspectivas económicas, pues la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, que causa la enfermedad covid-19 continúa y estamos en medio de la recesión causada por ésta, incluso se proyecta que sea más profunda, pero si los riesgos existentes se materializan podrían ampliar las vulnerabilidades financieras.
De acuerdo con lo expuesto por el consejero financiero y director de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del FMI, Tobias Adrian, y por su director adjunto, Fabio M. Natalucci, ha llamado la atención el reciente apetito por riesgo en los mercados financieros, con una recuperación importante en la renta variable, tras las fuertes caídas de febrero y marzo pasados, así como la significativa reducción en los diferenciales de crédito.
En el Blog Diálogo a Fondo, los funcionarios del FMI destacaron que la recesión podría ser más profunda y larga de lo que los inversionistas esperan, puede haber una segunda ola de infecciones del coronavirus con las consecuentes medidas de contención, las tensiones geopolíticas y la ampliación de disturbios sociales en respuesta a la desigualdad mundial podrían aumentar y las expectativas sobre el alcance de apoyo de los bancos centrales podría resultar demasiado optimistas, lo que llevaría a reevaluar su apetito por riesgo.
También detallaron que este comportamiento parece indicar que los inversionistas apuestan por un respaldo prolongado de los bancos centrales, quienes han implementado acciones para contrarrestar los efectos de la crisis, pero existe una enorme incertidumbre sobre las perspectivas económicas, así como un aumento importante en la deuda y posibles pérdidas crediticias derivadas de insolvencias, que podrían poner a prueba la capacidad de recuperación en algunos países.
En consecuencia, señalaron los encargados del Departamento de Asuntos Monetarios y Mercados Financieros del FMI, el efecto de esto podría ampliar las vulnerabilidades financieras y resultar en un fuerte ajuste, limitando el flujo de crédito en la economía; además, el estrés financiero podría empeorar la recesión económica a un nivel sin precedentes, haciendo que la recuperación sea aún más desafiante.
MRA