México cuenta con un gran potencial en recursos no convencionales, que de ser desarrollados ayudarán al país a dejar la dependencia que tiene del gas natural con Estados Unidos, de acuerdo con especialistas. Con ello se eliminarían riesgos como el apagón a gran escala causado la semana pasada por la falta de suministro desde Texas.
No obstante, México tiene un déficit de 75.58 por ciento en la producción de gas, según datos del Prontuario Estadístico de la Secretaría de Energía, pues del consumo total de 8 billones 778 mil millones de pies cúbicos que se consumieron en septiembre de 2020, el país solo produjo 2 billones 493 mil millones (equivalentes a 28.4 por ciento); los restantes 6 billones 285 mil se importaron.
Adoptar la tecnología de fracking como medio de producción cambiará la ecuación por completo. El especialista del sector energético Arturo Carranza dijo en entrevista con MILENIO que, sin duda, el desarrollo de los campos no convencionales asegurará a México el suministro que necesita para cubrir la demanda de gas natural y con eso dejar de depender de las importaciones de Estados Unidos.
"Para pensar en cubrir el déficit en gas natural hay que apostarle a los no convencionales. Estamos en un callejón sin salida, tengo la impresión de que al final de cuentas si pensamos en resolver el tema del déficit que hay de gas natural, tenemos que abocarnos a los campos no convencionales".
Carranza comentó que apostar por este tipo de mecanismos en campos no convencionales es la opción para impulsar la producción de gas natural, ya que somos uno de los principales países con recursos prospectivos no convencionales de acuerdo con la Agencia Internacional de Energía.
Para el especialista Ramsés Pech, el problema inició en 2010 cuando el gas dejó de ser un negocio, y se dio un mayor enfoque al crudo, que tenía un buen precio y una producción de 2.5 millones de barriles diarios.
“Nos quedamos convencidos que el petróleo es lo mejor que podíamos tener en función de los ingresos para la nación y las divisas. El gas natural no era negocio porque el precio que se podía obtener era muy bajo”.
Recursos
Según cifras del World Shale Resource Assessments publicado por la Agencia de Información de Estados Unidos, México ocupa el séptimo lugar a escala global en recursos técnicamente recuperables no probados, con 545.2 billones de pies cúbicos de gas contenido en lutitas (shale gas) y 13.1 mil millones de barriles de aceite (tight oil).
En el país existen 52.6 mil millones de barriles de petróleo crudo equivalente en recursos convencionales y 60.2 mil millones de barriles en no convencionales, es decir, más de la mitad del potencial petrolero total está en yacimientos no convencionales; equivalente a la producción histórica en los últimos 58 años.
Héctor Moreira, integrante de la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), reiteró en diferentes ocasiones que 53 por ciento de los recursos prospectivos se encuentra en los yacimientos no convencionales, por lo que es necesario el desarrollo de estos proyectos para la industria de hidrocarburos, y así lograr la seguridad en el suministro de energía.
Los mayores yacimientos están en el noreste de México colindante con la Formación Eagle Ford, una de las zonas de mayor producción de shale gas en Estados Unidos, donde hay abundantes recursos de gas natural por desarrollar y existen áreas prospectivas no convencionales en Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
La forma de desarrollar los campos con recursos no convencionales es por la técnica del fracking o fractura hidráulica. Esta consiste en inyectar agua, arena y químicos en una perforación horizontal a alta presión, a fin de fracturar la roca que tiene atrapados los hidrocarburos en su interior.
Un análisis de S&P Global Platts dice que la fracturación hidráulica elevaría la producción nacional de manera significativa, aliviando la dependencia del país de las importaciones de gas natural. Sin embargo, menciona factores medioambientales que causan resistencia a esta técnica, como la polución del aire, posible contaminación en depósitos de aguas subterráneas y la idea de que pueden generarse sismos.
S&P Global PLatts añade que para México hay desafíos como la tenencia de tierras y derechos mineros, un marco regulatorio deficiente; así como falta de oleoductos, industria de servicios y de seguridad.
Regulación
En México el fracking está reglamentado desde 2017 por la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) y la Comisión Nacional del Agua, derivado de la reforma energética.
Desde el descubrimiento e inicio de producción de Cantarell en los setenta, México llevó su actividad petrolera al sureste del país, dado que esta zona es rica en petróleo crudo y gas asociado que en su mayoría se localizaba en yacimientos someros, de perforación, fracturamiento hidráulico, pruebas de conducción y recolección de hidrocarburos en tierra.
Carranza explicó que lo mejor sería que los privados participaran en los no convencionales porque hay mucho interés, pero se tiene que hacer con contratos atractivos; de utilidad de producción compartida o de licencia o cualquier cosa que la ley permita, aunque por ahora no existe un convencimiento político.
Reforma eléctrica
Luego de la aprobación en comisiones la Ley de Industria Eléctrica el pasado viernes, el pleno de la Cámara de Diputados prevé discutir y votar el dictamen en su sesión programada para el próximo martes.
El dirigente de Morena, Mario Delgado, defendió la iniciativa al sostener que busca recuperar el patrimonio de la nación y alcanzar la soberanía y seguridad energéticas; destacó que la electricidad es un servicio básico y un derecho, “no el botín de unos cuántos para hacer negocios en lo oscurito”
Ante ello, el grupo parlamentario del PAN advirtió que la inminente aprobación de la reforma será un “golpe devastador” para el sector energético, que no solo comprometerá la recuperación económica, sino el crecimiento nacional de los próximos años.
El presidente del PAN, Marko Cortés, calificó como “un retroceso de medio siglo” la reforma, al señalar que ésta hará más ineficaz y contaminante a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Con información de: Fernando Damián, Carlos Vega y Liliana Padilla