El desarrollar una infraestructura que permita un fácil acceso de gas natural en un Estado eleva su economía en 50 por ciento, expuso Alfredo Bejos, vicepresidente de la Asociación Mexicana de Gas Natural (AMGN).
En conferencia explicó que la disponibilidad del energético permite que más empresas nacionales y extranjeras decidan invertir en un sitio determinado, pues hay sectores de la industria manufacturera que dependen de ello.
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Explicó que el PIB per cápita en estados con gas natral, es mucho mayor que en los estados sin acceso, en primer lugar está el Estado de México con un PIB de 9 por ciento; seguido de Nuevo León, con 8 por ciento; Jalisco, 7.5 y Guanajuato con 4.7 por ciento.
Mientras que los estados con un porcentaje más bajo son aquellos sin suministro de gas natural como Guerrero, 1.3 por ciento; Baja California Sur y Nayarit, 0.7 por ciento cada uno y Colima con 0.6 por ciento.
“Justamente Monterrey es una ciudad gasificada en el orden de 90 por ciento industrial y residencial, este valor es al revés a nivel nacional, ya que la penetración en clientes residenciales a nivel nacional es del 7 por ciento. Entonces uno de los objetivos de la asociación es que de 2024 a 2030 se duplique esa penetración en el mercado”, expuso.
Alfredo Bejos dijo que si bien se tiene acceso al gas falta desarrollar no solo infraestructura de distribución, también de transporte para llegar a más entidades.
Respecto a temas ambientales, el gas natural es esencial para la transición energética como un combustible que permita transitar hacia las energías renovables, ya que permite la reducción de las emisiones hasta en 80 por ciento, cumpliendo metas y compromisos de México en tratados internacionales.
El vicepresidente de la AMHN recordó que con este combustible existe un menor índice de accidentes, muestra de ello fue que el sismo de septiembre de 2017, la red de gas natural operó con normalidad y 99.7 por ciento de los usuarios continuaron con este servicio.
Además destacó que el ahorro para las familias es de 30 por ciento respecto al gas licuado de petróleo, mientras que para el uso de combustible en los vehículos de transporte público tiene ahorros del 50 por ciento, así como permite tener un menor costo en la generación eléctrica.