Ante mayores precios de la gasolina y alimentos, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) de Estados Unidos se aceleró 0.6 por ciento en junio, su mayor avance desde agosto de 2012, lo que puso fin a tres meses consecutivos de declives, informó el Departamento del Trabajo estadunidense.
Los precios al consumidor en Estados Unidos registraron en junio su mayor avance en casi ocho años, gracias a la reapertura de los negocios, pero la tendencia subyacente sugiere que la inflación seguirá moderada, lo que permitiría a la Reserva Federal (Fed) seguir inyectando fondos en la dañada economía.
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En los 12 meses a junio, el IPC subió 0.6 por ciento luego de aumentar 0.1 por ciento a mayo, que fue el menor incremento interanual de la inflación desde septiembre de 2015.
Los negocios reabrieron tras cerrar sus puertas a mediados de marzo para frenar la propagación del covid-19. No obstante, han surgido nuevos casos de la enfermedad respiratoria en vastas partes del país, obligando a algunos estados a dar marcha atrás o pausar las reaperturas.
La economía entró en recesión en febrero y la Fed está inyectando dinero con medidas extraordinarias como compras de activos a gran escala y concesión de préstamos a empresas. Separadamente, el gobierno ha aportado casi 3 billones de dólares en estímulo fiscal, contribuyendo a un récord en el déficit presupuestario mensual en junio.
Excluyendo los componentes volátiles de los alimentos y la energía, el IPC se aceleró 0.2 por ciento en junio tras caer 0.1 por ciento en mayo. El incremento del costo de la vestimenta y del cuidado de la salud fue contrarrestado por una moderación en la inflación de los alquileres.
El denominado IPC subyacente ha caído por tres meses consecutivos por vez primera desde que la serie empezó a registrarse en 1957. En los 12 meses hasta junio, el IPC subyacente se incrementó 1.2 por ciento, igualando la ganancia de mayo.
GGA