Agustín Carstens, ex gobernador del Banco de México (Banxico) y gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS, por sus siglas en inglés) afirmó que la crisis económica provocada por la crisis sanitaria del coronavirus se alargará más de lo esperado y tendrá un impacto en la empresas y eso podría llevar a bancarrotas, a pesar de las medidas que estén aplicando los gobiernos.
Durante su participación en el ciclo de conferencias de Santander International Banking Conference, explicó que la respuesta contra la pandemia ha sido buena, pues la mayoría de los gobiernos ha puesto en marcha estímulos económicos y con eso han intentado evitar efectos excesivos.
Carstens alertó que la respuesta que han tenido los bancos centrales para contrarrestar los efectos del covid-19 ha sido oportuna, pero las acciones han generado exceso de liquidez y las empresas están muy endeudadas, lo que podría llevar a bancarrotas.
El gerente general del BIS sostuvo que, si bien, las acciones emprendidas han resultado positivas, hay algunos aspectos que tendríamos que cuidar, porque en momentos de estrés han surgido algunas debilidades, como el hecho de que la liquidez ha aumentado, y aunque por el momento no se ven demasiados problemas, si se sigue ralentizando la economía y la crisis continúa.
Además, explicó que muchos países han tenido el sentido común de extender los estímulos, así que llegará un momento en el que la acción gubernamental sencillamente no puedan prevenir el incremento de bancarrotas y eso dará lugar a una reasignación ineludible de recursos, por lo que la política va a tener que evolucionar y a tener que ayudar a las personas para que se facilite esa reasignación.
Por su parte Larry Summers, exsecretario del Tesoro de Estados Unidos, aseguró que cuando un gobierno gasta en su sociedad y satisface las necesidades de sus ciudadanos, como jubilaciones, educación o la capacidad para enfrentar una enfermedad, no es regresión, es progreso.
Señaló que la política monetaria reduce el costo del capital y esto puede evitar el pánico financiero, pero esto no es lo único que se puede hacer, también es necesario introducir un elemento fiscal, como apoyo al crédito o pagos directos.
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Summers señaló que en este momento, el sector privado tiene un excedente enorme porque no todo el mundo puede gastar o le da miedo gastar, dadas las incertidumbres, y no hay demasiado deseo de invertir también por estas incertidumbres; por tanto, dado que hay exceso de capacidad y un exceso de ahorro, esto se puede absorber a través del déficit público.
Abundó en que tenemos que entender al déficit público como una parte importante que surge de excedentes privados; no obstante, esto no quiere decir que tengamos que mantener el actual nivel de déficit para siempre, pero ahora mismo, en la coyuntura actual sí, pues el desafío es hacer que vuelva a crecer la economía y eso requiere absorber los ahorros privados.
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En este sentido, añadió, existe la tendencia en el debate de confundir política fiscal expansionista con un mayor déficit del gobierno o un mayor déficit público con respecto al Producto Interno Bruto (PIB) y es muy difícil llevar a cabo un cambio sin cambiar esa razón, ya que si gravamos y gastamos en la misma medida, todo el gasto se va a gastar y algunos de los impuestos vendrán de ahorros.
GGA