El subsecretario de Hacienda y Crédito Público, Gabriel Yorio, aseguró que el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) sigue operando y cuenta con 18 mil millones de pesos, para atender emergencias como los daños ocasionados por el huracán Otis en Acapulco, Guerrero.
Durante su comparecencia en el Senado de la República, afirmó que la cobertura de la reserva de efectivo y los seguros paramétricos para desastres están intactos y se renovaron en cada ciclo presupuestal.
“En México el diseño institucional del fondo de desastres tiene dos componentes, la acumulación de reservas de efectivo, que conocemos como el ahorro del Fonden, y el segundo, era un sistema de gestión financiera público para pagar facturas de obras de reconstrucción una vez que impacta un desastre”, explicó.
En tanto, dijo que el país cuenta también con una línea presupuestal de cerca de 10 mil millones de pesos, 5 mil millones en seguros catastróficos que se contratan cada año, más 485 millones de dólares del bono catastrófico de México junto con la Alianza del Pacífico, que es diversifica riesgos con Perú, Colombia y Chile.
Cabe recordar que en 2020 hubo una reforma estructural para los fideicomisos sin estructura, con lo anterior el sistema de gestión pública del Fonden, con el que ya no se deja que Banobras o los municipios sean quienes establezcan el sistema de facturas y los proyectos de recuperación tras un desastre.
Ahora los recursos se transfieren a los ejecutores, como un estado o la Secretaría de Defensa Nacional (Sedena) si activa el plan DN-III-E, que es un instrumento para realizar actividades de auxilio a la población afectada por desastres de origen natural o humano.
El Fonden fue creado después de los sismos de 1985 como un instrumento interinstitucional que tenía como objetivo ejecutar recursos para mitigar los efectos de algún fenómeno natural.
México se ubica dentro de los 30 países más expuestos a desastres de naturales, tales como terremotos, erupciones volcánicas, maremotos, huracanes y sequías entre otros; tal condición aunada al crecimiento de la población que reside en las zonas de alto riesgo eleva aún más el peligro latente de que ocurran desastres de gran magnitud.
PMA