La economía de Estados Unidos enfrenta una nueva amenaza luego de que los trabajadores portuarios iniciaron una huelga. Estos puertos manejan aproximadamente el 50 por ciento de la carga marítima del país, incluyendo el 14 por ciento de las exportaciones agrícolas y más de la mitad de las importaciones.
La disputa laboral gira en torno a las demandas de la Asociación Internacional de Estibadores (ILA por sus siglas en inglés), que busca un aumento salarial del 77 por ciento en un período de seis años, mientras que la Alianza Marítima de los Estados Unidos, que representa a los operadores portuarios, se mostró renuente a aceptar estos términos.
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Por primera vez paralizaron las operaciones de contenedores
Tras no llegar a un acuerdo antes de la medianoche del 30 de septiembre, la huelga comenzó oficialmente el lunes primero de octubre con 36 puertos clave en la Costa Este y del Golfo.
Por primera vez desde 1977, la ILA , que representa a unos 45 mil trabajadores, paralizó las operaciones de contenedores en puertos desde Maine hasta Texas, por lo que empresas de comercio minorista y logística recurren a opciones más costosas para mantener sus cadenas de suministro activas.
La huelga representa una nueva amenaza para la economía de Estados Unidos que ya enfrenta desafíos en medio de una campaña presidencial donde la inflación y los precios al consumidor son temas persistentes.
La administración del presidente Joe Biden está considerando diversas estrategias para mitigar el impacto de la huelga.
Se contempla la opción de invocar la Ley Taft-Hartley de 1947, que podría obligar a los trabajadores a volver al trabajo mediante una orden judicial, la Casa Blanca expresó que no recurrirá a esta medida, dado el apoyo que la administración muestra a los sindicatos.
Con sólo cinco semanas para las elecciones, la huelga añade un factor de incertidumbre económica.
Minoristas y empresas de logística ya buscan alternativas para minimizar el impacto, entre ellas importar productos de manera anticipada o redirigir mercancías a la Costa Oeste, lo que implica un costo adicional.
Expertos advierten que incluso una huelga corta podría causar grandes interrupciones, ya que por cada día de paro se necesitarían al menos cinco para resolver el retraso en las operaciones.
Una huelga de una semana en octubre podría generar problemas hasta mediados de noviembre, justo en la temporada de mayor demanda por las festividades.
Si no se alcanza un acuerdo pronto, las consecuencias podrían ser la pérdida de exportaciones, mayores costos de importación y retrasos en la manufactura, además de un posible aumento de precios en bienes de consumo, lo que afectaría directamente el bolsillo de los consumidores durante la temporada navideña.
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KL