A pesar de ser considerada una tecnología revolucionaria que cambiará paradigmas de producción, a poco más de tres décadas de los inicios de la impresión 3D y de su uso industrial, conocido como manufactura aditiva, esta tecnología aún no ha permeado en la industria mexicana.
Los avances que ha demostrado este tipo de manufactura para industrias tan estrictas y especializadas como la aeroespacial y la médica, permiten hacer inyectores de combustible para una turbina de avión en General Electric o bien ayudar en la reconstrucción ósea de un humano, pero aún no han conquistado a las industrias mexicanas.
Omar López, director general de la naciente Asociación Mexicana de Manufactura Aditiva (AMMA3D), creada apenas en febrero, expone que México no es cliente, menos desarrollador, ni productor de la manufactura aditiva, aunque si hay industrias en México que la utilizan, principalmente las automotriz y aeroespacial.
El panorama pareciera desolador si se considera que el avance de la manufactura aditiva en México en los últimos años es casi nulo, de acuerdo con estimaciones de la AMMA3D, frente a una tendencia internacional que va en constante ascenso. En 2019 el mercado internacional de manufactura aditiva fue valorado en 11 mil 223 millones de dólares.
De acuerdo con estimaciones de Wohlers Associates, se estima que el crecimiento de esta industria en los próximos tres años será exponencial, pasando de 16 mil millones de dólares en 2020, a 25 mil millones de dólares en 2022 y 40 mil hacia 2020.
Si bien los países líderes tienen una gran apuesta a esta tecnología y prevén casi triplicar los ingresos en cuatro años, el desinterés de la industria en México tiene varias razones.
¿A paso lento o rezago?
Carlos Ramírez, director general de Stratasys, una de las empresas pioneras en la fabricación 3D, explica que la adopción de cualquier tipo de tecnología en el país es un proceso lento. México y los países de América Latina somos lentos para adoptar el cambio, para adaptarse a las nuevas tecnologías, y no es solo en manufactura aditiva, es en todo.
Bruno Juanes, Socio Líder para la Industria de Manufactura 4.0 en la Consultoría Deloitte, expone que México es un país que opera cadenas de suministro y procesos de manufactura fundamentalmente, no es tanto un país que los diseña, o que está en la innovación y el desarrollo.
Refiere que a la fecha en México la manufactura aditiva no ha tenido un precio competitivo para ser utilizada universalmente; hasta ahora en donde hay más ejemplos de manufactura aditiva es el plástico, pero la impresión en metal aún es costosa.
“Si se considera que la manufactura aditiva en metal es algo que se puede subcontratar, que hay proveedores de equipos de metal que pueden utilizar o hacer prototipos rápidos y pequeñas series de producción de alto valor añadido, creo que comenzarán a utilizarla más”, destacó.
“Cuando me preguntan si la manufactura aditiva es cara, les pregunto ¿qué tanto estás padeciendo?”, expresa el director de Stratasys y explica que: “el precio siempre es un embudo, mientras no le veas valor. En cuanto le veas el valor agregado no gastas 500 pesos en un celular, sino gastas mil, por ejemplo”.
Destacó que lo más importante es cuando se resuelva la ecuación del costo- volumen para alcanzar grandes cantidades de producción, y que el costo de la impresión para series largas sea razonable. “Ahí estaremos viendo que si es factible”, agregó el especialista de Deloitte.
Los retosEl principal reto que hay para la adopción de la manufactura aditiva es el riesgo, ya que las empresas sienten que están tomando un riesgo muy grande para adoptar la tecnología, ese es el principal reto” expuso el director de la naciente AMMA3D.
El segundo reto es la contratación de personal calificado para la operación de esta tecnología, en todos los niveles, diseñadores, ingenieros, incluso a nivel gerencial, no se cuenta con esa visión para la adopción de este tipo de tecnología.
Omar López, quien además de dirigir la AMMA3D es académico de tiempo completo, comenta que usualmente una currícula en el sector educativo tiene un proceso de validación muy largo lo que impide que el mercado comience a obtener técnicos, ingenieros.
“La tecnología avanza rápido, de aquí a que se lance una carrera técnica pasarán de tres a cuatro años. De aquí a que se gradúa el técnico van a pasar otros años y a lo mejor van a llegar cuando la tecnología ya no esté”, indicó.
Como una respuesta a este reto comentó que están promoviendo a través de las organizaciones educativas la divulgación de la tecnología 3D, que al llevarla al campo industrial se vuelve manufactura aditiva.
“Ya no se necesita un papel, lo que si requiere es demostrar habilidades, que se sumen a los grupos de trabajo, por ejemplo, yo tengo trabajando con manufactura aditiva desde 2008 pero no tengo ningún título que me respalde”, expuso el director de la AMMA3D.
Sebastián Romo, quien dirige un buró de impresión 3D en Querétaro, coincide en que el reto es adoptar el “know how”, ya que tener la tecnología no garantiza un proceso de manufactura es exitoso.
Ventajas y desventajas
Una ventaja de la manufactura aditiva es que se pueden hacer productos con geometría y mucho más complejas de lo que permite la tradicional manufactura sustractiva.
Pero también hay desventajas, por ejemplo que por ahora no se pueden producir piezas muy grandes y cuando me refiero a grandes es como del tamaño de la rueda de una bicicleta, que es el tamaño máximo de lo que ahora se puede imprimir en 3D.