Germán Bautista, una persona con discapacidad visual, tuvo en 2011 un problema para abrir una cuenta bancaria para una organización que dirigía, pues le pedían por su condición que alguien más firmara como “ruego”, pero él dijo “yo no le ruego a nadie”, por lo que se movió con el Consejo Nacional Para Prevenir la Discriminación (Conapred), logrando así que le permitieran abrir su cuenta.
Pareciera lejano esto que vivió; sin embargo, asegura que a más de 10 años de este suceso, le sigue pasando a muchas personas con su condición, puesto que los bancos –aun cuando muestran interés por este mercado- no cuentan con personal capacitado y las personas con esta situación no sienten que les den la información necesaria, completa y resuelvan sus quejas.
De acuerdo con el reporte de “Inclusión financiera de las personas con discapacidad” elaborado por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) y la Sociedad Alemana de Cooperación Internacional (GIZ, por su sigla en alemán), expone que 67 por ciento de las personas con debilidad visual consideran que no tienen información accesible, mientras que 62 por ciento dice que no recibe datos necesarios cuando va a un banco o no le resuelven sus quejas.
Estos porcentajes están por debajo de lo que reportan aquellos que tienen una discapacidad motriz, pues 67 por ciento sí dice tener información accesible y 56 por ciento si les resuelven sus quejas.
“Siento que hacen falta algunos protocolos para personas como nosotros, puesto que no en todas las sucursales tienen la misma atención”, expuso Arturo, otra persona con el mismo problema, por lo que ya tiene una sucursal de confianza y prefiere ir directo al sitio que ir a otro lugar.
En México se estima que hay 2 millones 237 mil personas con deficiencia visual y más de 415 mil 800 personas con ceguera, de acuerdo con datos de la Sociedad Mexicana de Oftalmología, de los cuales 40 por ciento cuenta con un empleo formal, siendo el grupo con una discapacidad con menor rechazo entre empleadores, de acuerdo con cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Sin embargo, se encontró que solo 29 por ciento de la población con debilidad visual cuenta con los cuatro productos financieros base (cuenta, afore, seguro y crédito), inferior al 31 por ciento que tienen las personas discapacitadas físicamente.
“Las personas con discapacidad visual no necesitamos condiciones de privilegio, necesitamos condiciones de equidad”, destacó Germán Bautista.
La tecnología, ¿un aliado?
Mastercard, en su reporte “Cerrando la brecha de la discapacidad: una oportunidad para lograr un impacto positivo”, reveló que las personas con discapacidad consideran que 64 por ciento de los bancos en algunas economías emergentes son inaccesibles, por lo afirman que la adopción de métodos digitales puede mejorar la inclusión e independencia.
Sin embargo, Germán Bautista, quien participó en el coloquio “Inclusión financiera de las personas con discapacidad: retos y recomendaciones” realizado por la CNBV, afirmó que actualmente ellos no tienen la flexibilidad de elegir una aplicación móvil, sino que toman aquella que les recomiendan.
“No usamos servicios financieros por quién nos ofrece los intereses más bajos o quién nos da alguna otra facilidad de pago, no, es por el tema de accesibilidad”, expuso al remarcar que no tienen opciones.
De acuerdo con el estudio de CNBV y GIZ, solo 55 por ciento de las aplicaciones, sin importar el sistema operativo, cumple con la suficiente accesibilidad para la realización de transacciones, consulta de saldos y movimientos.
“Si bien, en términos generales, no se observan diferencias entre sistemas operativos, al interior de cada banco la evaluación varía en cada tipo de sistema”, dice el estudio de la comisión.
Mientras que Bautista destacó que algunas innovaciones como los datos biométricos o las terminales touch no les son accesibles, puesto que en la primera tienden a fallarles, mientras que lo segundo para ellos es inútil.
Recomendaciones
Marita Brommelmeir, directora residente de GIZ en el país, expuso que la agenda 2030 para la sostenibilidad de las naciones, misma que el gobierno de México decidió adoptar, es para beneficiar a todas las personas y eso significa “no dejar a nadie atrás”.
“Se sostiene que el desarrollo económico y el bienestar social deben de responder a las necesidades específicas de todas y todos, con énfasis en aquellos grupos poblacionales históricamente excluidos”, expuso.
Por ende, en su estudio recomiendan considerar el diseño universal y los ajustes razonables en los productos, servicios, procesos e infraestructura que proporcionen las instituciones financieras.
También diseñar las páginas web y aplicaciones móviles respetando las pautas de accesibilidad para el contenido web.
Además, cuidar que las actualizaciones de las aplicaciones no pierdan funcionalidades que ya tenían, en términos de accesibilidad.
EDD