México ha dejado de lado el desarrollo de políticas públicas que propicien e impulsen la inclusión financiera lo que denota, principalmente, el rezago académico en cuanto a finanzas personales, aseveró el presidente de la Asociación Mexicana de Administradoras de Fondos para el Retiro (Amafore), Bernardo González Rosas.
Existen tanto planes como proyectos a los que, aseguró Bernardo, no se les da seguimiento por lo que terminan en letra muerta, resultado de la baja prioridad que le tiene el gobierno al sistema financiero, aun cuando existen iniciativas como la Política Nacional de Inclusión Financiera, y la postergación en cuanto a estas políticas provocan que los esfuerzos se queden cortos.
De acuerdo con el estudio: “El camino hacia la tranquilidad financiera. Oportunidades para la disrupción de las finanzas personales en México”, que se realizó entre el CIDE y Treo, hay 24 millones de adultos en el país que no tienen productos financieros, de los cuales 39 por ciento cuenta con educación primaria, 30 por ciento secundaria y 8 por ciento tiene licenciatura
En tanto, María Ariza, directora general de la Bolsa Institucional de Valores (BIVA) puntualizó que las políticas públicas necesitan tener visión a largo plazo y dejar de ser cortoplacistas para poder vislumbrar los cambios que necesitamos como país.
“Se queda todo en planes y proyectos; ahora un nuevo plan, luego la Ley Fintech, pero en consecuencia una nueva regulación, así sucesivamente. Entonces, si no dejamos que maduren las cosas, será difícil ver cambios a largo plazo” expresó.
México es un país que, aseveró María, tiene olvidada la inversión por lo que es necesario reforzar la educación financiera para tratar de cambiar tanto la mentalidad como la metodología de las personas y vislumbrar al mercado financiero como una solución para los potenciales inversionistas.
Al presentar el estudio sobre la inclusión financiera en México, la líder del proyecto, Ana Laura Martínez, expresó la necesidad de erradicar el “statu quo” de los proveedores de servicios financieros, así como entender las necesidades financieras existentes en México, qué quieren saber en la materia los mexicanos; segmentar para aprender qué le sirve a la gente y que no, así como destacar la obtención de información a la hora de tomar decisiones financieras.
Ana Laura Martínez, coordinadora de la Unidad de Comportamiento del CIDE, coincidió tanto con Amaforo como con BIVA en los esfuerzos que requieren un cambio de comportamientos y mentalidades en cuanto a la inversión lo que obstaculiza el crecimiento económico del país.
MRA