“Es diabetes”, afirmó sin más el médico. Sandra solo podía pensar en la cantidad de golosinas que ya no podría comer. Tenía 15 años y más allá de asumir que en adelante tendría la enorme responsabilidad de involucrar en su rutina diaria un proceso de autocuidado, ella solo pensaba en una manera de poder seguir disfrutando de todos aquellos dulces que abrazaban su paladar al tacto.
El 14 de noviembre se conmemoró el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que a escala global padecen 442 millones de adultos, es decir una de cada 11 personas. En México se estima que alrededor de 12 millones la padecen; sin embargo no existen estadísticas específicas sobre la prevalencia de ésta por tipo (tipo 1, tipo 2 y gestacional, las principales).
La prevalencia del sobrepeso y la obesidad, de la mano del crecimiento de personas con dicho padecimiento ha dado paso al crecimiento de una industria que ya no solo sirve como acompañante de algunos alimentos, sino que ha hecho que algunas compañías volteen hacia la reformulación y encuentren un nicho de mercado.
“Los edulcurantes son una buena herramienta para personas que viven con diabetes y que son seguros en la población”, dijo en entrevista María Magdalena Sánchez, coordinadora de Nutrición para la Federación Mexicana de Diabetes.
De acuerdo con cifras de la investigadora de mercados, Kantar Worldpanel, durante 2018 entre las acciones que los consumidores mexicanos realizaron para llevar un estilo de vida más saludable, se encuentran una reducción en su consumo de azúcar y/o sal, con 49 por ciento de los encuestados; mientras que 26 por ciento procuró comprar alimentos fortificados o adicionados con vitaminas, fibras, etc.
Cifras de la consultora especializada en la industria azucarera, Zafranet, estiman que el año pasado el consumo per cápita de azúcar alcanzó 34.94 kilos, lo que representa una variación negativa de 29.7 por ciento, comparado con los resultados de 2004; en tanto, la ingesta por persona de Jarabe de Maíz de Alta Fructuosa (JMAF) fue de 12.88 kilos, lo que significó una variación positiva de 874.4 por ciento, comparado con 2004; en contraste, el consumo de Edulcorantes de Alta Intensidad no calóricos (EAI) pasó de 1.33 kilos en 2004, a 4.42 en 2018, un aumento de 231.7 por ciento.
Los edulcorantes son sustancias naturales o artificiales que dotan de sabor dulce a algunos alimentos y cuyo consumo continúa en crecimiento en el país. Así, han surgido diversas marcas y otras han reformulado sus productos para incursionar en la categoría sin azúcar, que cada vez va ganando mayor terreno en las tiendas de autoservicio.
Así, luego de que en 2014 se pusiera el Impuesto Especial sobre Productos y Servicios (IEPS) a alimentos y bebidas no alcohólicas con alto contenido calórico, ha impactado en incremento del consumo de refrescos de bajo o nulo contenido de azúcar, expuso Óscar Silva, socio líder de Global strategy Group de KPMG México.
“No ha habido un cambio en el consumo pero sí en la composición”, señaló el directivo.
El año pasado, expuso, los refrescos de cola no calóricos mostraron un aumento en su consumo de 26.10 por ciento. El volumen de ventas alcanzó 18 mil 903 millones de litros de refresco, lo que significó un crecimiento de 0.28 por ciento, en comparación con los resultados de 2017.
De acuerdo con el directivo, ello muestra la lealtad del consumidor con la industria, aunque sí se ha visto un cambio notorio en la composición de consumo.
Kantar expone que en 2018, 14 por ciento de los consumidores cambió las marcas que compraba con regularidad por alternativas más saludables.
Verificación
La FMD realiza el análisis de algunos productos para que puedan contener un sello de aval, mismo que ayuda a las personas que padecen diabetes a conocer los productos que pueden consumir sin ningún problema. Entre ellos, se encuentran algunos chocolates, mermeladas, galletas horneadas y marcas de helados.
El proceso inicia una vez que una compañía se acerca a la FMD para mostrar el producto. De primera instancia se realiza una vista al etiquetado para identificar si puede ser apto para su posterior aval. Luego se identifica la constitución legal de las empresas; posteriormente se evalúa el producto mediante un laboratorio externo de análisis y de ser aprobado se realiza el otorgamiento del sello y su posterior publicidad.
“Tenemos un proceso muy específico en el que mandamos a analizar los productos a un laboratorio externo para ser parciales con la decisión que tome la FMD, se tienen que cumplir ciertos criterios que han sido revisados por un comité de avales y sustentados científicamente”, aseveró Christian Lugo Rodríguez, Gerente Académico de la FMD.
De acuerdo con María Magdalena Sánchez, los criterios a evaluar van de la mano de las recomendaciones internacionales de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Pese a que afirmó que la instancia recibe varias solicitudes, alrededor de 30 por ciento de los productos que llegan no pasan los filtros, es por ello que actualmente solo 20 productos cuentan con el sello aval.