La industria global de la moda se encuentra en uno de sus momentos más complejos en las ultimas décadas.
Según la consultora McKinsey, el próximo año el sector crecerá a un ritmo inferior de 3 por ciento, muy por debajo a niveles previos a la pandemia.
Motores de la moda, en crisis económica
De acuerdo con el reporte The State of Fashion 2026, elaborado por McKinsey, este escenario refleja no sólo un ciclo económico adverso, sino una transformación de fondo en la manera en que los consumidores gastan, las empresas operan y las cadenas de suministro se estructuran.
Además, señaló que el crecimiento del sector será altamente desigual entre regiones y empresas.
Mientras que algunos mercados emergentes muestran señales de dinamismo, Europa y Norteamérica, los principales motores históricos del consumo de moda, enfrentan un entorno de:
- Crecimiento débil
- Inflación persistente
- Tasas de interés elevadas
Además, indicó que la creación de valor económico se está concentrado de forma acelerada, pues el 20 por ciento de las empresas de moda captura más de 80 por ciento de las utilidades del sector, una tendencia que se ha intensificado desde 2020 y que continuará hacia 2026.
En contraste, McKinsey señaló que entre el 30 y el 40 por ciento de las compañías del sector operan con márgenes mínimos o negativos, especialmente aquellas posicionadas en el segmento medio del mercado, el más vulnerable a la desaceleración del consumo y a la competencia vía descuentos.
Consumidores más cautelosos y sensibles a los precios
En cuanto a los consumidores, el reporte señaló que su comportamiento está cambiando de manera estructural.
Por lo que indicó que en los principales mercados, el gasto en moda crece por debajo del crecimiento del ingreso disponible, lo que indica que los consumidores priorizan otras categorías y reducen compras discrecionales.
Además, señaló que más de 60 por ciento de los consumidores globales declara que el precio y la relación valor–costo, hoy son más importantes que la marca, una tendencia que presiona a las empresas a competir con promociones y rebajas frecuentes, erosionando su rentabilidad.
“Este fenómeno afecta particularmente a las marcas que dependen de volumen y rotación rápida, y reduce la capacidad del sector para trasladar aumentos de costos al consumidor final”, comentó la consultora.
Uno de los principales focos de alerta del reporte es la persistencia de costos elevados en toda la cadena de valor. El informe identifica presiones continuas en:
- Materias primas y textiles
- Energía
- Transporte y logística
- Costos laborales
Ante ello, McKinsey estimó que, en promedio, las empresas de moda sólo han logrado trasladar entre 50 y 60 por ciento del aumento de costos a los precios finales.
Lo anterior ha comprimido de manera significativa los márgenes operativos del sector, lo que quiere decir que muchas empresas venden, pero ganan menos por cada prenda, lo que limita la inversión, expansión e innovación.
Reconfiguración en las cadenas de suministro
El reporte también destacó que la volatilidad geopolítica, los riesgos logísticos y la dependencia de pocos países productores aceleran la reconfiguración de las cadenas de suministro.
Por otro lado, indicó que más de 70 por ciento de las empresas líderes ya está diversificando proveedores o apostando por estrategias de nearshoring y regionalización.
Sin embargo, resaltó que esta transición implica mayores inversiones de:
- Capital en tecnología
- Automatización
- Trazabilidad
- Análisis de datos
Lo anterior presiona los flujos financieros en el corto plazo, sobre todo para empresas medianas y pequeñas.
Además, señaló que la tecnología se está convirtiendo en un factor económico determinante, ya que las empresas que lideran en digitalización, inteligencia artificial y analítica avanzada reportan márgenes operativos hasta de 2.5 veces superiores al promedio del sector.
“Estas herramientas permiten mejorar la planeación de inventarios, reducir desperdicios, optimizar precios y responder con mayor agilidad a la demanda, factores críticos en un entorno de bajo crecimiento”, dijo McKinsey.
Panorama de la industria textil mexicana
Mientras que la industria textil mexicana, de acuerdo con GNV Infra, atraviesa un momento difícil, con pérdidas económicas y laborales, pero el impulso del nearshoring ofrece un marco para la recuperación y crecimiento.
“El Plan México apunta a un crecimiento anual del 5 por ciento en ventas de 2025 a 2030, lo que indica que hay potencial para revitalizar el sector”, precisó.
La compañía afirma que el sur del país se perfila como un nuevo polo de desarrollo textil, con capacidad para atraer inversiones y expandir la producción.
Mientras que la modernización tecnológica y la innovación serán claves para mejorar la competitividad frente a la importación masiva y la competencia internacional.
“En conclusión, aunque existen amenazas y desafíos importantes, la industria textil mexicana aún tiene mucha tela que cortar", indicó.
"Con políticas adecuadas, inversión en tecnología, y aprovechamiento del nearshoring, el sector puede consolidarse como un actor competitivo y sostenible en la economía nacional y global, ofreciendo a los tomadores de decisión una perspectiva de confianza para invertir y desarrollar esta industria estratégica para México”, señaló.
Por otro lado, la empresa textil Mayork señala tres tendencias textiles que marcaron el año:
- Sostenibilidad avanzada
Fibras sostenibles como el poliéster reciclado, fabricado a partir de botellas de plástico recuperadas, y el algodón regenerativo, cultivado con técnicas que regeneran los suelos.
Además, están surgiendo alternativas biodegradables como fibras hechas de algas, cáñamo y bambú tratado sin productos químicos agresivos.
- Tecnología textil
Textiles inteligentes con sensores integrados que monitorean el estado físico del usuario (frecuencia cardíaca, temperatura, etc.) o que pueden cambiar de forma para ajustarse a las condiciones climáticas.
Ejemplo: chaquetas que se calientan automáticamente en climas fríos.
- Ética en la Producción
Las tecnologías blockchain están revolucionando la trazabilidad en la industria textil, permitiendo a los consumidores verificar el origen de los materiales, las condiciones laborales y el impacto ambiental de los productos que compran.
Este movimiento contrasta con la moda rápida al promover colecciones pequeñas y cuidadosamente diseñadas.
KL