El gasto público en infraestructura ha caído 40 por ciento de 2013 a 2020 y la inversión pública ha pasado de representar 10 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) en 1980 a 4 por ciento en 2009, lo que ha limitado el crecimiento económico del país en los últimos años, entre uno y dos puntos porcentuales del PIB, aseguró el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).
“Me atrevería a decir que estamos hablando de haber perdido un crecimiento entre uno y dos puntos por año y pudiera ser más, pero además, hay consecuencias para el bienestar de la población muy directas, los datos sobre escuelas, sistemas de salud son dramáticos”, indicó el director general del CIEP, Héctor Villarreal.
En videoconferencia para presentar el reporte Infraestructura en México: prioridades y deficiencias del gasto público, destacó que el hecho de que el espacio fiscal ya venía desde hace años en una contracción muy fuerte antes del covid-19 y se espera que la recuperación sea lenta, lo que hace evidente la necesidad de una reforma fiscal, pero el dilema está enfrente.
“O construimos un estado social, o nos ponemos a invertir seriamente en infraestructura, no alcanza para las dos cosas”, afirmó Villarreal.
Beneficios de la infraestructura
El CIEP explicó que el desarrollo de infraestructura tiene el potencial de generar beneficios a la sociedad en términos de desempeño económico, equidad y diversas dimensiones fundamentales para desarrollo humano, además de que es un determinante del crecimiento económico, afecta la distribución del ingreso, contribuye al logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en materia de educación, salud y sustentabilidad, y puede reducir algunas de las brechas entre hombres y mujeres.
Cifras
Sin embargo, de 2013 a 2020, puntualizó, el gasto público en infraestructura cayó 40 por ciento en términos reales, mientras que el crecimiento del país se ubicó en 2 por ciento y las tasas de pobreza superaron 40 por ciento, en promedio, durante el periodo. Esta caída en el gasto impacta en el desarrollo económico y humano de la población, a través de carencias energéticas, sanitarias, educativas y de vivienda.
El centro de investigación detalló que la inversión privada ha complementado el desarrollo en infraestructura, principalmente en el sector energético y de comunicaciones, pero la inversión total no ha sido suficiente y/o utilizada de manera eficiente para que las entidades federativas más vulnerables del país crezcan y se mejore el bienestar de sus habitantes.
En la última década, el número de camas disponibles para brindar servicios de salud se redujo a la mitad. México pasó de 1.8 camas por cada mil habitantes en 2010 a 0.9 en 2020, mientras que el gasto de inversión en salud se contrajo 57.2 por ciento en los mismos años.
En tanto, a pesar de que el sector de energía recibe 47 por ciento de todo el gasto de inversión pública, de 2010 a 2018, la producción energética nacional disminuyó 30 por ciento; de 2010 a 2018, las tarifas eléctricas no han disminuido, y la participación porcentual de las energías renovables en la generación eléctrica total se mantiene por debajo del 18 por ciento.
En la última década, 15 por ciento del gasto de inversión en energía se ha destinado a pagar pensiones y pasivos. De 2015 a 2018, el gasto en infraestructura del sector disminuyó 52 por ciento con respecto a 2014.
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En materia infraestructura educativa, entre 2010 y 2020 el gasto de inversión en educación se redujo, en promedio, 4.8 por ciento real cada año. En particular, el gasto en infraestructura educativa tuvo un recorte promedio anual de 16.3 por ciento real, ya que el gasto de inversión se ha dirigido principalmente a gasto de capital diferente de obra pública y se ha delegado mayor responsabilidad a estados y municipios para la construcción y mantenimiento de escuelas.
Del lado positivo, en los últimos años, los indicadores en inversión de transporte se han mantenido constantes, mientras que, en comunicaciones, el acceso a telefonía celular y a internet ha mejorado, a pesar de la caída de la inversión pública desde 2015.
La longitud de la red nacional de carretera aumentó 8 por ciento de 2012 a 2018, aunque las vías férreas no han aumentado ningún kilómetro en el mismo periodo, salvo en 2016, cuando aumentaron 0.7 por ciento. El sector de comunicaciones cuenta con la mayor participación privada en su financiamiento, el cual asciende a 97 por ciento del total en 2020.
MRA