En afinidad con el liderazgo que desarrolló, Jorge L. Garza compartió con sus equipos de trabajo un sueño, una visión de futuro, en el que los invitaba a elevar su nivel académico y desarrollar sus capacidades, como seguramente él mismo se lo planteó siendo estudiante.
Don Jorge se distinguió como un líder que confió y alentó el talento de su gente, hizo prósperas organizaciones como Xignux (antes Axa), se expandió fuera de las fronteras nacionales, incursionó en los ramos de la energía y alimenticio, y enseñó a todos sus colaboradores a verse y a tratarse como una gran familia.
A partir de este año, la Universidad de Monterrey rinde un homenaje al empresario regiomontano con la inauguración de la Cátedra Jorge L. Garza y la implementación del Premio que también llevará su nombre, en reconocimiento al desarrollo de iniciativas de emprendimiento social e innovación en distintas disciplinas.
Desde su juventud, demostró su pasión por los negocios y rechazó algunas ofertas de trabajo, convencido de que debía esforzarse por iniciar su propia empresa, dando cauce a su inquietud por trabajar en el ramo de los conductores eléctricos.
Para Maya Garza Herrera, una de sus hijas, algo que formó a su padre fue, “sin lugar a dudas, la excelente relación y cercanía con su padre, mi abuelito Rómulo, quien sería su modelo de empresario visionario y fuerte; lo animó e incluyó en el desarrollo de empresas, moldeando en él su carácter emprendedor que le caracterizó”.
“Sin duda, su pasión por emprender desde muy joven le puso retos importantes frente a él, y estos, le reforzaron sus rasgos de personalidad. Más adelante, el haber emprendido un negocio que crecía rápido y, en paralelo, ir formando una familia que crecía igual de rápido le representó un enorme reto”, relató Andrés Garza Herrera, uno de sus hijos menores.
De acuerdo con otra de sus hijas, Mary Garza de Margáin, a su padre, desde joven, lo distinguió una muy clara y decidida visión de negocio.
“Un tremendo apego a su disciplina, que incluía puntualidad, tenacidad, constancia y cumplimiento; guardó un equilibrio en su vida personal, familiar y de negocio”, apuntó.
Jorge L. Garza nació el 6 de octubre de 1929 en la ciudad de Monterrey, N. L. Eligió como acompañante de vida a Amalia Herrera, con quien compartió el sueño de crecer juntos en lo familiar y en lo personal.
Paralelo a su desarrollo profesional, llegaron a su vida sus hijos para formar una familia de 12, cinco mujeres y siete hombres: Jorge (Q.E.P.D), Eugenio, Maya, Mary, Alejandro, Laura, Gabriel, Marcela, Juan Ignacio, Andrés, David y Ana Cristina.Jorge (Q.E.P.D), Eugenio, Maya, Mary, Alejandro, Laura, Gabriel, Marcela, Juan Ignacio, Andrés, David y Ana Cristina.
Realizó sus estudios de bachillerato y carrera profesional en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Formó parte de la segunda generación de alumnos que recibieron el título de Ingeniero Mecánico Electricista en 1953.
Garza fundó Conductores Monterrey en 1956 con 10 obreros. Además, hizo una alianza estratégica con Canada & Wire Co., en 1961; y en 1965 inauguró una planta siete veces más grande que la primera.
Durante los ochenta y noventa del siglo pasado, el crecimiento fue exponencial: Conductores Monterrey se convirtió en Industrias Axa; una coinversión entre Xignux y Yazaki dio origen a Arnecom - una empresa fabricante de arneses automotrices, mientras estableció otra alianza con Sara Lee Corporation.
Actualmente, Xignux cuenta con 26 mil colaboradores, opera más de 25 plantas productivas y centros de distribución en México, Estados Unidos, Brasil y Colombia, y exporta más de la mitad de sus ventas a 40 países en el mundo. La empresa está presente en dos grandes industrias: energía y alimentos.
LA EDUCACIÓN, UN PILAR
En opinión de Gabriel Garza Herrera, el séptimo de sus hijos, don Jorge tenía la convicción de impulsar la preparación académica de sus trabajadores, a quienes apoyó para obtener grados de maestría o concluir sus estudios profesionales y mantenerlos capacitados para sus trabajos.
“La educación fue algo que él siempre usó como filosofía, pero también la disciplina y el trabajo duro, la cultura del esfuerzo que él siempre promovió”, indicó.
Mary Garza afirmó que la educación, ya fuera de tipo académico, deportiva o cultural, era para él un pilar - tan interno en las empresas como externo para la sociedad -. Es por ello, que hoy la Fundación Xignux tiene cuatro áreas prioritarias de inversión social: educación, energía, nutrición y desarrollo comunitario.
“Jorge L. Garza creía mucho en la capacitación, tanto de procesos como de valores; sabíamos que él capacitaba en técnicas para producir con gran calidad, y también —no menos importante— en formación cristiana, principios, ética y cultura de respeto. Sé, y me da orgullo, que así es hasta la fecha en las empresas que él fundó”, mencionó.
Andrés Garza Herrera relató que su padre siempre luchó por la educación y apoyó instituciones educativas de diferentes maneras.
“Desde Universidades como el Tec de Monterrey y la UDEM, hasta escuelas donde estudiaban los hijos de sus trabajadores, siempre buscó la educación y la capacitación en sus equipos como forma de hacer más competitivas sus empresas”, destacó.
ARROJO Y ESPÍRITU EMPRESARIAL
A don Jorge L. Garza se le puede describir como un genuino visionario, buscaba ir un paso adelante en los negocios: compraba insumos o equipamiento antes de que su mercado se lo empezara a demandar y, en cada ocasión, lo hiciera crecer.
Sus hijos lo recuerdan por su filosofía de “hacer las cosas bien y a la primera”. Y, además, “a lo grande”. “hacer las cosas bien y a la primera”. Y, además, “a lo grande”.
Maya Garza destacó las múltiples dificultades que debió enfrentar en su emprendimiento y durante su vida, empezando con la necesidad de conseguir capital para invertir en su proyecto de empresa a la vez de sostener una familia muy numerosa, así como hacer negocios en un entorno político de inestabilidad nacional.
“Luchó con sus empresas para dar empleos y bienestar a las familias de sus trabajadores, apoyó causas en el sector educativo, religioso y toda clase de obras de beneficencia social; tuvo una vida comprometida con su entorno laboral, comunitario y público”, expuso.
Gabriel Garza describió a don Jorge como “una persona de grandes valores, con un arrojo enorme y un espíritu empresarial sobresaliente; era un hombre conservador, algo religioso y muy estudioso”.
“No conozco a nadie con esa valentía para hacer inversiones en tiempos tan difíciles como los que vivió México en aquellos años”, expresó el también empresario.
Gabriel se refirió a las crisis de México como duros “sinodales” en la carrera de emprendimiento de su padre: las devaluaciones y las políticas económicas durante los gobiernos de Adolfo López Mateos, Luis Echeverría y José López Portillo.
“El negocio importaba muchos materiales y todo se cotizaba en dólares, pero el tipo de cambio se multiplicaba por tres o por cuatro; todo eso fueron dificultades muy serias”, expuso.
En ese contexto de crisis, don Jorge L. Garza apostó por la creación de empleos como una forma de apoyar la economía del país.
A él siempre le importaba más el empleo que el propio crecimiento de la compañía o que cualquier otra cosa; siempre puso atención en la paz laboral, la relación con nuestros empleados fue muy buena: no recuerdo ninguna huelga que haya habido en nuestras empresas", indicó.
RESILIENTE, TENAZ, APEGADO A LA FAMILIA
A Gabriel, le queda el recuerdo de un padre muy leal a su familia, tradicionalista incluso en la división de roles, pero exigente consigo mismo: “Siempre estaba pensando en su trabajo o en los problemas que había en los negocios”.
Sin embargo, Maya recordó que, en los tiempos fuera del trabajo, el pasatiempo favorito de don Jorge era disfrutar de la familia: “le encantaba y siempre disfrutó mucho de la sobremesa, era muy profundo en sus conversaciones”.
“Papá fue un esposo muy cariñoso que siempre dio su lugar a mi mamá y la llenó de amor; como padre, siempre fue muy cercano y amoroso, sus consejos y compañía fueron trascendentes en mi vida; aún hoy, son vigentes en la memoria de mi corazón, son actos que marcaron mi vida”, subrayó.
Para Andrés, Jorge L. Garza “siempre pensó en grande y siempre buscó emprender para trascender”; su sentido humano, sin duda, siempre fue fundamental para el ambiente de la planta laboral de sus empresas.
“Sin duda, un rasgo primordial de su carácter fue la intensidad y reciedumbre, siempre muy resiliente y nunca darse por vencido; siendo emprendedor de la magnitud que él lo fue, no tengo duda que su vida fue siempre encontrar dificultades”, destacó.
Quizá la época más difícil de su vida fue la década de los ochenta, coinciden sus hijos, no solo porque México enfrentó una fuerte crisis económica y, con ello, todos los negocios, sino porque, en lo personal, enfrentó la muerte de su hijo mayor, Jorge, lo que supuso para él momentos muy difíciles.
“Un hecho que marcó mucho a papá, y su trayectoria en la empresa, fue la muerte de mi hermano mayor Jorge, en 1989, a sus 33 años”, relató Mary, “este hecho hizo que papá retomara fuerza en los negocios apoyándose de Eugenio, mi hermano”.
Andrés narró que, hasta su retiro, a don Jorge nunca le gustó o apasionó el tiempo libre: “su pasión por el trabajo y sus negocios siempre lo hizo ver, o al menos así lo recuerdo, al tiempo libre como no muy deseado”.
“Ya a su edad de retiro descubrió los viajes familiares de diferentes formas y los convirtió en su pasión; aprendió a gozar el tiempo libre; repuso en buena medida el tiempo que no se dio para disfrutar en su juventud”, apuntó.
Sobre don Jorge L. Garza, Álvaro Fernández Garza, presidente del Consejo de la UDEM, destacó el impulso decidido que dio al crecimiento de la industria y del espíritu; la innovación y los valores; la ciencia y la cultura.
“Personas como él han hecho grande nuestra tierra; por eso, muchos años después de su partida, lo seguimos recordando a través de su legado”, expresó.
El día de mañana, martes 6 de octubre, a las 19:00 horas, se presentará la Cátedra Jorge L. Garza; la transmisión será en la página web de la UDEM y en sus redes sociales.