Para los millennials y centennials, verse y sentirse bien es una prioridad cotidiana, no un lujo esporádico. Este cambio de mentalidad catapultó al mercado global del wellness 33 por ciento en cuatro años y con ello alcanzar un valor estimado de 2 billones de dólares, de acuerdo con datos de la consultora McKinsey & Company.
En su encuesta “El mercado mundial del bienestar, de 2 billones de dólares, recibe el impulso de la generación millennials y la generación Z”, revela que hay seis grandes tendencias que estarán moviendo la demanda de servicios por estas dos generaciones, mismas que están marcadas por la búsqueda de la belleza y la paz.
“Las generaciones más jóvenes reportan mayores niveles de agotamiento y peor salud general en comparación con personas mayores, pero también están más expuestos a contenido relacionado con la salud en las redes sociales (donde tienen más probabilidades de verse influenciados a realizar una compra relacionada con el bienestar que las generaciones mayores)”, explicó la consultora.
Un ejemplo de esto es que en Estados Unidos la generación z y los millennials representan poco más de un tercio (36 por ciento) de la población adulta, pero generan más de 41 por ciento del mercado anual de wellness en valor; además de que 30 por ciento de estos grupos afirman priorizar el bienestar "mucho más" en comparación con hace un año, superior frente al 23 por ciento de las generaciones anteriores.
“Comparemos esto con los consumidores de 58 años o más: estos representan 35 por ciento de la población, pero sólo 28 por ciento del valor de mercado del bienestar”, expuso.
¿Qué significa y qué se hace en el Wellnes?
El bienestar, también conocido como Wellness, no es algo que se alcanza de una sola vez ni que ocurre sin esfuerzo. Es un camino personal que cada quien recorre para sentirse bien tanto por dentro como por fuera. Implica cuidar tanto lo físico como lo emocional, buscando siempre un equilibrio entre ambos para vivir de forma saludable.
Este enfoque considera todas las áreas de la vida: el cuerpo, la mente, las emociones, las relaciones con los demás, los valores espirituales y el entorno donde vivimos.
No se trata solo de no estar enfermo, sino de hacer un esfuerzo constante por sentirse mejor cada día y llevar una vida con más calidad y bienestar.
También muestran que en conjunto, las necesidades de bienestar de la Generación Z y los millennials difieren de las de la Generación X y los baby boomers; por ejemplo, los consumidores más jóvenes dan mayor importancia a la salud sexual y al cuidado de la piel y el cabello que las generaciones anteriores.
Respecto a México, la consultora IMARC Group reveló que aquí el valor de mercado del wellness sumó 52 mil 300 millones de dólares el año pasado, y proyectan que llegue a más de 80 mil millones para 2033.
Las seis grandes tendencias
Si bien varias de las tendencias de salud y bienestar que vienen desarrollándose en los últimos cuatro años siguen vigentes como mayor énfasis en la salud femenina y la biomonitorización, se sumaron otras seis que son muy marcadas y que atienden gran parte a la búsqueda de ser más atractivos físicamente: nutrición funcional, envejecimiento saludable, apariencia y estética, servicios de bienestar presenciales, control de peso y salud mental.
El primero de ellos es la nutrición funcional, misma que se refiere a alimentos y bebidas que ofrecen beneficios para la salud más allá de la nutrición básica. Se enfocan en mejorar energía, salud digestiva, inmunidad, y función cognitiva.
El auge de ingredientes como nootrópicos, adaptógenos y probióticos responde a una visión de la comida como medicina preventiva.
En segundo lugar está la belleza fusionada con el bienestar; esto significa que crece la demanda por suplementos para la piel o cosméticos antiinflamatorios. También crece el gasto en procedimientos estéticos, especialmente en consumidores jóvenes que buscan tratamientos preventivos desde edades tempranas.
La tercera posición es el envejecimiento saludable, el cual va desde suplementos antienvejecimiento hasta terapias físicas virtuales. La tendencia no es exclusiva de personas mayores: las generaciones más jóvenes adoptan un enfoque proactivo al envejecimiento, buscando beneficios tanto a corto como a largo plazo.
Turismo de bienestar es una de las tendencias de gran crecimiento, pues trata de experiencias como retiros, terapias térmicas, y clases boutique de fitness. Los consumidores valoran la desconexión digital y el aprendizaje de prácticas sostenibles como meditación o nutrición.
El control de peso es una tendencia que si bien ya existía, este año toma más relevancia, más por la suma de productos complementarios, como alimentos enriquecidos y rutinas para mantener masa muscular.
Por último está la salud mental, o mindfulness, mismo que trata de la adopción de soluciones tecnológicas de meditación hasta rutinas de cuidado personal, ejercicio y socialización.
Juntos pero no revueltos
La generación Z y los millennials no son un grupo homogéneo; existen diferencias sutiles en sus perspectivas sobre el bienestar.
McKinsey & Company explicó que, aunque ambos grupos consideran el sueño y la salud como sus dos principales prioridades de bienestar (aunque en orden diferente), la generación Z prioriza la “mejor apariencia” en tercer lugar, mientras que los otros se preocupan más por la atención plena.
“Nuestra investigación revela que los consumidores tienden a dividirse en cinco segmentos de bienestar diferentes: optimizadores maximalistas, entusiastas confiados, tradicionalistas de la salud, luchadores por la salud y evasores del bienestar. Basándonos en nuestra investigación previa, esta segmentación de consumidores considera una gama más amplia de actitudes hacia la salud y el bienestar, reconociendo la rápida evolución y expansión de la categoría”, explicó la firma.
Sobre esto, afirmó que la generación Z y los millennials tienden a ser optimizadores maximalistas, consumidores con conocimientos digitales que experimentan con una amplia gama de productos de salud y bienestar y realizan investigaciones exhaustivas para encontrar lo que les funciona.
Y las empresas
Para posicionarse con éxito ante esta tendencia, las empresas de todos los subsectores de consumo deben considerar tres imperativos, que van desde romper paradigmas y dar más experiencia.
Primero, las compañías deben romper barreras, pues “el bienestar se centra en las necesidades del consumidor, más que en las categorías”.
Hay que crear soluciones integrales que conecten productos, servicios y herramientas digitales para ayudar a los consumidores a satisfacer sus necesidades de bienestar de forma integral.
“Una solución para bajar de peso podría combinarse con una app digital de control de peso, que incluya consultas con nutricionistas en vivo y suscripciones a comidas saludables, por ejemplo”, expuso.
Enfatizar la experiencia, pues los consumidores se inclinan por productos y marcas que demuestran experiencia científica.
Y tercero, ofrecer valor. Toda compañía (independientemente del precio) debe ofrecer valor al consumidor, mismos que definen el valor de diferentes maneras; no se trata solo del precio, sino también de la calidad del producto, la relación calidad-precio, la eficacia y la disponibilidad. Las empresas de bienestar no deben centrarse únicamente en el aumento de precios, sino garantizar que sus productos satisfagan necesidades no cubiertas.
AG