La Bolsa Mexicana de Valores no es sólo para ricos

Rodrigo Ocejo es fundador de Kuspit, la primera casa de bolsa en línea regulada por la Comisión Nacional Bancaria de Valores que recibe inversiones desde 100 pesos.

Rodrigo Ocejo, fundador de Kuspit, casa de bolsa.
Forjadores de exito
Mayra Martínez Medina*
Ciudad de México /

A Rodrigo Ocejo, fundador de Kuspit, la primera casa de bolsa en línea en México, le gusta le gusta decir que para invertir en la Bolsa Mexicana de Valores no se necesitan 90 millones de pesos, sino educación financiera.

A través de Kuspit una persona puede entrar al mercado de valores con 100 pesos, comprar cetes, fondos o cualquier otro instrumento de inversión y ganar lo mismo que una con cien millones de pesos en de inversión en el mismo mercado de valores.

Fue hasta después de trabajar en Petróleos Mexicanos, en la Secretaría de Hacienda y la iniciativa privada que este ingeniero industrial de profesión se convirtió en fundador de una casa de bolsa.

Tanto en Petróleos Mexicanos, como en la Secretaría de Hacienda se encargó de buscar nuevas inversiones y ejecutar la aplicación de esos recursos. Esta experiencia fue el antecedente que lo impulsó a crear su casa de bolsa en línea.

Mientras administró estos flujos de capital, y conoció los mercados financieros nacional e internacional se percató de que las personas ‘comunes y corrientes’ también podían ser accionistas de la bolsa al invertir pequeñas cantidades de dinero, siempre y cuando tuvieran los conocimientos básicos.

Todo empezó en Pemex

Antes de la crisis del Tequila (que ocurrió en 1994) “empecé a trabajar en Pemex, en la parte de financiamientos estructurados que tienen la particularidad de requerir un trabajo más fino a la hora de estructurarse”.

Detalla que su trabajo no sólo era administrar ese dinero sino calcular todo lo que giraba alrededor de un proyecto como el de plataformas, o bien determinar la ubicación remota para barcos o edificios.

Después de Pemex, trabajó en la Secretaría de Hacienda, a lado de Martín Werner, quien ocupaba la Dirección General de Crédito Público.

“Yo era el director de crédito externo, mi función fue administrar todo el financiamiento del mercado extranjero. Junto con Martín, y el resto del equipo gestionábamos todos los recursos que traeríamos al país. Estábamos manejando la deuda externa de México”, recuerda.

“Estuve ahí, continúa, de 1995 hasta 1999, fue una etapa extraordinaria para México desde el punto de vista de administración de la deuda. Aprendí muchísimo”.

Tiempo después Rodrigo se empleó en la iniciativa privada, llevó la dirección de finanzas de Cintra, la entidad que hace años controló Mexicana de Aviación y Aeroméxico.

Durante este tiempo empezó a madurar la idea de que un individuo mejor informado, desde el punto de vista financiero, es un individuo con una mejor la calidad de vida. Esta reflexión de años lo llevó a emprender acciones concretas. Así, poco a poco, en 2011 estructuró Kuspit, la primera casa de bolsa en línea donde se puede invertir desde 100 pesos y tener educación financiera en línea.

La particularidad de Kuspit es que el inversionista no tiene que acudir a las oficinas para firmar un contrato, todo lo puede hacer en línea.

Basta con entrar a la página de internet, y darse de alta para cursar nueve módulos a través de los cuales se aprenderá el funcionamiento de distintos instrumentos de inversión y administración de riesgo. La acreditación de los módulos es indispensable en caso de que el inversionista desee mantener su dinero en esta casa de bolsa.

Yo quería democratizar la bolsa

Dice que en tres años de empresario lo más complejo ha sido mantener la confianza de sus socios inversionistas, “yo los tengo que convencer de que Kuspit además de ser un negocio, es un proyecto social que aporta educación financiera entre la gente”.

“Mi reto es romper con muchos estereotipos, uno de ellos fue que la Bolsa Mexicana de Valores sólo es para gente rica”.

Fue hasta 2011 cuando Rodrigo constituyó Kuspit, al considerar que el entorno estaba a su favor. “El acceso a internet se había consolidado –con 40 millones de usuarios-, México tenía uno de los mejores sistemas de transferencias, y la banca digital reportaba una curva de desarrollo”.

“Así surgimos con la propuesta de democratizar la Bolsa, acercar el mercado de valores para todos, sabemos que cualquier mexicano que tenga al menos 100 pesos en la bolsa puede invertir. Pero antes debe aprender a administrar su dinero y los conocimientos básicos del sector financiero”.

En torno a esta premisa Rodrigo estructuró el modelo de negocio de su casa de bolsa. Ninguno de sus inversionistas puede entrar a esta institución bursátil sin haber cursado nueve módulos en línea de educación financiera. “Sólo así garantizaremos nuestra presencia a largo plazo”.

“No queremos inversionistas de corto plazo y que no sepan lo que hacen, porque estamos aquí para mucho tiempo”.

Lo que la gente debe aprender es que “con 100 pesos puede estar en la misma acción que alguien con 100 millones”.

La diferencia, explica, es que quienes tienen 100 millones siempre están monitoreando lo que pasa en el mercado, cuidan su dinero.

Recuerda que lo más complicado de echar a andar la casa de bolsa fue cumplir con toda la regulación del mercado y posicionarse en un nicho donde era desconocido.

El reto de un negocio digital

“Yo tengo un negocio digital, es importante entender que este funciona si se difunde de boca en boca porque no hay un espacio personalizado”.

Después de tres años Kuspit tiene 15 mil inversionistas, “es un número mucho mejor de lo que pensamos, pero siempre estamos alertas porque en el mundo digital, de un momento a otro llegan opciones nuevas”.

“Lo más importante en un negocio que nace de la nada es no bajar la guardia. Los obstáculos están para resolverse. Yo no pierdo la motivación de que gran parte de la población invierta en el mercado de valores”.

Como empresario se ha mantenido lejos de la gente pesimista “alguien que nunca ha hecho nada, te va a decir que no puedes, que tu negocio es mala idea. Siempre te vas a topar con resistencias”.

En este tiempo también ha aprendido que la humildad es básica en el negocio, “uno siempre cree ser el mejor, en ese momento uno se vuelve poco receptivo; pero afuera hay gente que te da buenas recomendaciones y hay que aprender a escucharla”.

En Kuspit lo que definirá el potencial de rendimiento del cliente que invierte desde 100 pesos será su apetito de riesgo, quien quiera tener poco riesgo ganará poco, es una máxima del mundo de las inversiones.

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