Cuando se trata de cuidar al planeta, elegir el método de pago... cuenta. Una transacción solo con monedas y billetes puede emitir en promedio 15 gramos de CO2 a la atmósfera, de acuerdo con estimados de Oxford Economics, ADigital, entre otros bancos y universidades a escala mundial.
En México hay 2.2 millones de pequeños comercios, de los cuales 1.7 millones registran un ticket promedio de 100 pesos diarios en efectivo; estos suman 22.9 millones de transacciones anuales, de acuerdo con cifras de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) y la Secretaría de Economía.
Considerando esto, quiere decir que estos emiten 350.3 toneladas de CO2, casi cuatro veces más de lo que generan los autos que usan la red carretera nacional.
Para varios expertos esto es porque a pesar de los avances tecnológicos para acelerar la adopción de los pagos digitales, que son hasta 21 por ciento menos contaminantes que usar dinero en efectivo, las personas siguen prefiriendo usar monedas y billetes por sentir más control sobre su dinero e información.
“Algunas personas pueden preferir usar tarjetas o aplicaciones porque los consideran más convenientes, pero hay quienes aprecian más el alto grado de seguridad de su información utilizando monedas y billetes”, expuso en un análisis el grupo de asesores de altos ejecutivos en el mundo Oxford Economics.
Información del Banco de México muestra que 90 por ciento de los mexicanos sigue costeando servicios con efectivo.
En los últimos seis años aumentó 83 por ciento el valor de las monedas y billetes en circulación del país, aun cuando se presentó una pandemia y se redujo el contacto entre personas.
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¿Dónde inicia el proceso contaminante del efectivo?
De acuerdo con la marca mundial de pagos JCB, 61 por ciento proviene de su proceso de producción, desde la fundición de metales o la producción de resinas para su posterior aplicación.
Banxico expuso que ellos producen al año alrededor de mil 250 millones de piezas, siendo sus principales materias primas el sustrato (polímero o papel de algodón) y las tintas de seguridad.
La vida media del billete es fundamental en la generación de la huella ambiental, debido a que una mayor duración en circulación contribuye a una menor tasa de reposición de piezas no aptas, incidiendo en un menor requerimiento de producción de billete nuevo para sustituirlo.
Cabe destacar que 6 por ciento del proceso de contaminación en el uso de monedas y billetes es cuando se reciclan estas piezas para producir una nueva o para otros fines.
Otro factor que contamina en el uso de efectivo es el manejo del transporte de estas piezas, así como la operación de cajeros automáticos para su distribución en el público, mismos que operan 24 horas, siete días de la semana, por lo que representan 33 por ciento de las emisiones.
Sistemas digitales, ¿la opción?
El grupo de especialistas de Oxford Economics considera que el uso de sistemas digitales si es una opción menos contaminante que pagar en efectivo; sin embargo, no es la respuesta al dilema.
En su reporte señalan que un crecimiento acelerado en el número de operaciones combinado con la mayor demanda de sistemas como terminales punto de venta o similares eliminaría todo beneficio de usar estos sistemas de pago e incluso se consideran más contraproducentes, por lo que la recomendación es usar ambos.
“Es importante equilibrar las necesidades de los sistemas entre efectivo y digitales para mejorar el impacto al ambiente”, refirió la firma.
Aconsejan que una forma de limitar el uso de monedas y billetes es reducir la presencia de cajeros automáticos, los cuales también son equipos consumidores de electricidad diariamente.
“Pero es importante señalar que no es el único aspecto que los responsables de las políticas deben considerar. También deben pensar en la seguridad de los datos y la accesibilidad por sistemas digitales y evitar una preferencia del consumidor por uno u otro método de pago”, explicó.
De acuerdo con el estudio “Digitalización, sostenibilidad y centros de datos”, realizado por AFI y ADigital, ahorramos 0.8 gramos de dióxido de carbono por transacción si en vez de pagar en efectivo pagamos con tarjeta, lo cual significa una reducción anual de emisiones por 9 mil toneladas de dióxido de carbono.
SG