A todos nos gusta comprar y nos entusiasma aún más estrenar una prenda de vestir, un smartphone o una pantalla plana; pero, si compramos sin control ni conciencia de nuestras verdaderas posibilidades económicas, podría significar que tenemos un problema serio.
Las compras compulsivas, como cualquier otra adicción, generan conflictos dentro de las familias y sumen a quien las padece en una espiral insostenible de depresión, ansiedad, compulsión y culpa que se repiten por lapsos o dimensiones, según estudios académicos, como el de Faber & O’Guinn (1992).
Desde hace unos años, la llegada del Buen Fin a nuestro calendario es para muchos la oportunidad de adquirir artículos de gran calado a precios más atractivos de lo habitual y, en casos ejemplares, ahorraron todo un año para ello. Pero para otros se trata de la tentación incontenible de gastar compulsivamente en cosas inútiles.
¿Padeces oniomanía?
La adquisición anormal de productos es conocida como oniomanía, menciona Gabriela Orozco, psicóloga de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Este trastorno está definida como la motivación persistente, irresistible, asaltante para comprar, que sucede de manera repetida, dice la especialista. Dicha acción se experimenta como una sensación placentera, que reduce el malestar.
Este padecimiento psicológico afecta a 5.9% de la población mundial y, en la mayoría de los casos, genera problemas económicos a quien lo padece. Sin embargo, aunque hay compradores compulsivos sin problemas financieros por sus alcances en generación de ingresos, también hay que destacar que, aunque podría pensarse que es un cliché, se ha comprobado que las mujeres tienden a padecer este problema con más frecuencia que los hombres.
Un estudio publicado en 2015 por Global Conference on Business and Finance Proceedings, concluyó que de las personas evaluadas, las mujeres mostraron actitudes más compulsivas para realizar compras innecesarias y describieron sensaciones más placenteras e intensas que los hombres.
En 2016, un grupo de académicos de la Universidad Autónoma de Coahuila obtuvo hallazgos similares tras realizar un análisis del comportamiento de compra para identificar compradores compulsivos en el estado de Saltillo, con base en un estudio aplicado a un grupo de 656 personas, que incluía a hombres y a mujeres.
Sin embargo, es importante destacar que aunque el perfil típico de comprador compulsivo se ha identificado todavía más con las mujeres de alrededor de 30 años de edad, sin una clase social específica y que ha desarrollado este mal hábito a fuerza de comprar zapatos, ropa y perfumes que en realidad no necesita, también existen hombres afectados por este trastorno.
Crédito sin dolor
En 2013, una encuesta de la empresa CuponCabin.com afirmó que 15% de los estadounidenses adultos eran compradores compulsivos; en México no existen cifras al respecto, pero algunos datos sobre el uso de tarjetas de crédito en el país, publicados periódicamente por el Banco de México y la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de los Servicios Financieros (Condusef), indican que estamos en el mismo camino.
Según datos de la Condusef, 2 de cada 10 tarjetas de crédito activas en 2017 tenían un nivel de endeudamiento elevado, superior a 80% de la línea de crédito otorgada; mientras que casi dos millones de plásticos, de los 18 millones emitidos para personas físicas por alguna institución financiera, ya habían rebasado su límite de crédito.
Muchos de estos mexicanos, a pesar de estar endeudados, volvieron a utilizar sus plásticos durante el Buen Fin del mismo año. En su mayoría, lo hicieron para aprovechar las promociones de meses sin intereses.
Desde luego, no todos estos altos niveles de endeudamiento no tienen un trasfondo patológico; en muchos casos solo se trata de falta de educación financiera, desconocimiento o, incluso, el mal uso de herramientas de financiamiento, por ejemplo, las compras a plazos. Eso sí, está comprobado que el uso de las tarjetas de crédito hace más difícil resistir la compulsión.
Es importante poner atención a nuestra manera de comprar. Según un estudio del Centro de Asistencia Terapéutica de Barcelona, este trastorno se desarrolla poco a poco a través de dos mecanismos: repetir la conducta que resulta agradable y se vuelve compulsión, o como una evasión que ayuda a encarar problemas personales.
Usa de manera racional tu crédito. Recuerda que cada compra que hagas resta tu capacidad o línea de crédito, y será un problema si necesitas financiar una emergencia.
Cómo parar de comprar
Existen varias técnicas para llevar un orden con los gastos, así como actividades que puedes llevar a cabo en lugar de ir al centro comercial. Pon en marcha las siguientes recomendaciones para tomar el control de tus impulsos de compra y, sobre todo, de tu dinero.
• Sal sin tarjeta de crédito. Pagar solo con efectivo hará difícil comprar por impulso.
• Si te sientes triste, cansado, aburrido o enojado, evita ir a las tiendas y busca actividades alternas.
El Dato.5.9%
de la población mundial padece compulsión a las compras
• Incluye en tu presupuesto del mes una cantidad específica que destines a las compras y no la sobrepases. Comprar zapatos no es una emergencia.
• Elimina las aplicaciones de compras de tus dispositivos electrónicos.
• Sal acompañado de algún amigo o familiar que no sea adicto a las compras y te ayude a frenar tus impulsos.
• Plantéate una meta o sueño por cumplir y haz un plan de ahorro para alcanzarlo. Cada vez que sientas la necesidad de comprar, piensa en este gran objetivo.
El Dato.80%
fue el promedio de endeudamiento sobre líneas de crédito de las tarjetas activas en México 2017
Si el autocontrol no resulta, es conveniente que pidas ayuda profesional. En la Facultad de Psicología de la UNAM existe un Centro de Atención a las Adicciones.
No importa si ahorraste todo el año para el Buen Fin, o estás gastando por adelantado tu aguinaldo y dinero extra de fin de año; debes aprovechar sabiamente cada peso y no comprar por impulso.