Lee Kun-hee, quien transformó a Samsung de Corea del Sur en uno de los grupos de tecnología más grandes del mundo, murió la semana pasada. Lee se mantuvo fuera del ojo público desde que sufrió un ataque cardíaco en 2014, cuando su hijo Lee Jae-yong asumió oficialmente la administración del creciente grupo surcoreano de tecnología.
A Lee Kun-hee se le atribuye haber convertido a Samsung en un líder mundial en sectores que van desde la tecnología hasta la construcción naval y los teléfonos móviles.
“El presidente Lee fue un verdadero visionario que transformó a Samsung de ser una empresa local a un líder mundial en innovación y una potencia industrial”, dijo Samsung en un comunicado. “Su legado será eterno”.
Lee era conocido simplemente como “el presidente” entre los empleados de la empresa, quienes rara vez lo veían. Pero durante 26 años, el retraído surcoreano mantuvo una autoridad indiscutible sobre el grupo.
La gran riqueza de Lee y sus conexiones con la élite de Corea del Sur llevaron a algunos a considerarlo el hombre más poderoso del país, con una influencia más perdurable que la de los presidentes. Una serie de demandas provocó preocupaciones sobre cómo ejercía este poder.
Lo dice...“Fue el mejor líder empresarial... Él no solo convirtió a Samsung en un actor global de primera clase, sino que también ubicó a Corea del Sur entre las economías avanzadas”
Sin embargo, incluso los críticos de Lee suelen respetar sus logros en Samsung, que se alejó de Hyundai para convertirse en el mayor chaebol, o grupo industrial de Corea del Sur, por un gran margen.
La compañía es el mayor productor de chips de memoria, smartphones y pantallas electrónicas, Samsung C&T construyó el edificio más alto del mundo en Dubai y Samsung Heavy Industries es el tercer mayor constructor naval del mundo por ventas. Otras subsidiarias van desde parques temáticos hasta seguros. Sin embargo, es por la transformación de Samsung Electronics por lo que Lee Kun-hee será más recordado.
La educación universitaria de Lee en Japón y Estados Unidos se enfocó en la economía y los negocios, pero trabajó para dominar la ciencia de los semiconductores, lo que le dio la confianza Lee Kun-hee, presidente de Samsung necesaria para autorizar importantes inversiones en este campo. En un espacio de cinco años, Samsung se convirtió en el mayor productor mundial de chips de memoria respaldado por miles de millones de dólares de inversión anual, incluso durante las recesiones.
A pesar de este éxito, los compradores de todo el mundo continuaron viendo los productos electrónicos de Samsung como mal diseñados y poco deseables. Las agresivas intervenciones de Lee Kun-hee para cambiar esta percepción se convirtieron en leyenda.
La transformación que hizo Lee de Samsung también se consideró fundamental en la transformación económica de Corea del Sur en el siglo XX. “Fue el mejor líder empresarial... él no solo convirtió a Samsung en un actor global de primera clase, sino que también ubicó a Corea del Sur entre las economías avanzadas”, señaló la Federación de Industrias Coreanas, un grupo de cabildeo de las grandes empresas.
El proyecto de Lee sufrió una fuerte conmoción debido a un escándalo que comenzó en 2007, luego de que el exabogado general de Samsung denunció enormes sobornos y corrupción en la empresa. Lee renunció a la compañía en 2008 antes de ser condenado por evasión de impuestos y abuso de confianza. Pero fue absuelto del cargo de soborno y un indulto presidencial abrió la puerta para su regreso en marzo de 2010.
En ocasiones, Lee viajaba a la sede de la compañía temprano en la mañana para dar órdenes a los ejecutivos. Normalmente, prefería trabajar desde su mansión en el exclusivo distrito de Hannam, recibiendo visitantes allí o en un edificio cercano.
- Te recomendamos Samsung mejora seguridad; ahora puedes buscar tus dispositivos aunque estén offline Tecnología
Una vez que Lee tomaba una decisión, Samsung se movía a una velocidad impresionante. “Es una organización llena de personas que están listas para correr a la primera línea y sacrificarse por orden de un oficial al mando”, dijo con admiración un ejecutivo de Sony a un escritor coreano, mientras Samsung superaba velozmente a la compañía japonesa. “El presidente Lee Kun-hee es el comandante en jefe”.
Esta velocidad se vio con mayor claridad cuando Samsung se recuperó de una falla inicial para detectar el potencial de los smartphones. Menos de dos años después de que se le descartó como un segundón, Samsung superó a Apple en 2011 para convertirse en el líder mundial por ventas de unidades.
Su éxito en los negocios contrastó con su mala salud durante la última década de su vida y el trauma familiar lo perseguía, incluyendo el suicidio de su hija menor en Nueva York en 2005. La relación de Lee con sus dos hermanos mayores se desintegró después de que lo prefirieron a él para la presidencia de Samsung.
El trabajo de Lee para transferir el control a la siguiente generación también causó problemas legales. Sus esfuerzos para asegurar la transferencia de activos a su hijo Jae-yong fueron un factor clave detrás del escándalo de corrupción de 2007 a 2009. Sin embargo, este último asumió el liderazgo, aunque se vio envuelto en una prolongada disputa legal sobre supuestas irregularidades en el proceso de sucesión.
La mayoría de los analistas dicen que le resultará casi imposible supervisar un crecimiento que iguale al de las últimas dos décadas. Eso es una especie de tributo al historial de Lee Kun-hee.
srgs