Nos rascamos la cabeza, hacemos cuentas. Está imposible. No podemos hacernos de casa o departamento que no esté a dos o tres horas del trabajo. Entonces hay que ser creativos: juntar créditos con la pareja —o con quien se deje—, usar el dinero del Infonavit o Fovissste, cazar subastas de remates con los bancos. Todo se vale.
¿Por qué no me alcanza para una casa?
Laura Garcés sabe que Monterrey es una ciudad cara. Ni con el sueldo de ejecutiva senior un banco le presta más de 1.6 millones de pesos. Insuficiente. “Para que me dieran más de 2 millones necesitaba ganar 70 mil… ¡libres!”, dice escandalizada. HSBC se los presta, pero debía pagar 22 mil pesos al mes, imposible para esta regia de 31 años. Entró a subastas bancarias de casas que otros no pudieron pagar. “Pujas y ofreces”, explica. Pedirá prestado un millón y ‘su Infonavit’ lo usará para la remodelación. A ver si hay jale.
¿Qué hacer para comprar una casa nueva?
Jorge Paredes tiene clara esta película pues la empresa que dirige en México, Realty World, que vende y renta propiedades. Hay unos 29 millones de jóvenes y solo 36 por ciento está casado o en una relación. “La mayoría no tiene casa propia”, dice. Y confirma que hay un déficit de nueve millones de viviendas. “Alemania y Estados Unidos tienen el mismo problema”. ¿Qué se puede hacer? Los jóvenes: ahorrar, ser realistas y analíticos; los municipios, estados y gobierno federal: crear políticas para disminuir el déficit. Se dice fácil, ¿no?
¿Salir de casa de mis papás, una opción?
Salarios bajos, créditos altos y escasez inmobiliaria en zonas urbanas de calidad hacen que jóvenes, entre 18 y 30 años o más, sigan viviendo como hijos de familia. Papás y mamás difieren —contra su voluntad— del síndrome del nido vacío: aún tienen en casa a las ‘bendiciones’. ¿Hasta cuándo?
¿Qué pasa con las vivienderas?
A muchas constructoras de vivienda no les va bien últimamente. En la bolsa de valores solo permanecen Consorcio Ara, Cadu, Ruba y la que será la mayor viviendera del país, Vinte, una vez que adquiera a otro gigante, Casas Javer. Y párenle de contar, porque la otra grande, Urbi, está por deslistarse del mercado. Lo paradójico es que a pesar del déficit de vivienda no todas las desarrolladoras tienen vacas gordas.
¿Sheinbaum, la solución al problema del acceso a la vivienda?
Ya se ve: en estados del norte la demanda de vivienda crecerá cuando el nearshoring atraiga a más empresas y, por tanto, mano de obra. Peeero, las vivienderas también necesitarán trabajadores, que no abundan. Vaya dilema. La presidenta electa Claudia Sheinbaum asegura que construirá miles de viviendas. Si bien financiar con el Infonavit y la Secretaría de Desarrollo podría aliviar la escasez inmobiliaria, resta conocer la reserva territorial, los estándares de sostenibilidad y quiénes construirán.
¿Por qué sigue subiendo el precio de las viviendas?
Hay quien piensa que comprar casa fuera de México es una buena inversión. Pero “es una locura, por el costo de vida en otros países”, dice el director de Realty World, Jorge Paredes. “Por eso se da la gentrificación en Ciudad de México, gente de fuera llega buscando un costo de vida mucho más bajo”. Eso empuja al alza el precio de la vivienda y no ocurre solo en la capital: unos mil condominios se vendieron a estadounidenses en la zona fronteriza de Rosarito, Tijuana y Ensenada, en Baja California, en 2023.
Chicas de hoy
Los que están buscando con ahínco en la zona Occidente-Bajío son parejas y familias jóvenes, confirma Sergio León Navarro, estratega comercial del grupo tapatío Levy Holding. “Pero hay una notable participación de mujeres que buscan nuevas viviendas”. Las casas prevalecen, pero los depas junto a comercios y servicios ya levantan la mano.
Ingenieros del mundo, uníos
Ella tiene maestría en Mecatrónica y trabaja para una empresa en Nogales, junto a su pareja, un doctor en Ingeniería Eléctrica. Laura López planea comprar una casa en Sonora y otra en Ciudad de México, donde viven las familias de ambos. “En Nogales las casas de 60 metros están arriba de 1.3 millones, pero el banco sí me los presta”, acepta. Esta chilanga se quemó las pestañas, lleva años cotizando, ahorró y se va a animar. ¿Y el otro depa en México? “Ah, de ese se puede encargar él [su novio], que allá son más caros”. Es verdad.
GSC/AMP