Hoy como hace 100 años la familia Almazán sigue siendo muy cuidadosa en la selección de las plantaciones de las cuales obtiene las naranjas que dan aroma y sabor a su famoso licor “Moscos” que da identidad y calor a la fría Toluca.
Desde 1924, las naranjas que traen de Veracruz mantienen en su cáscara una esencia muy fuerte que proporciona un aroma único que da carácter al licor que producen de manera tradicional, con diferentes graduaciones, que pasan de 9 a 12 meses en barricas de roble, para un lento añejamiento y darle un toque especial.
La receta sigue siendo la misma que usó Don Adolfo Almazán: separan la cáscara muy cuidadosamente de la pulpa para macerarla, antes de ser sujeta al proceso de destilación que fortalece su aroma y permite ofrecer un producto con 19, 31, 43 y 45 grados de alcohol, muy cerca de lo que tiene el mezcal.
Por eso ofrecen el licor tipo A, con la graduación más baja a las damas, quienes buscan algo suave; el AL, con 31 grados a los jóvenes que suelen ser más aguantadores y aventados; el ALM de 43 grados a señores, acostumbrados al alcohol y finalmente el ALMA, con 45 grados, a las suegras, para que se enseñen a aguantar.
Fieles a la tradición, las y los herederos de Don Adolfo, mantienen el sabor de naranja y las diferentes graduaciones, pero han tratado de experimentar un poco, con uno de hiervas y están por sacar al mercado uno de canela, especial para las fiestas de fin de año, que proporciona más calor ante las bajas temperaturas.
Una larga tradición
Actualmente está al frente del negocio la tercera generación. “Mi abuelo, Adolfo Almazán, fue quien inició con este licor en el centro de Toluca donde está su tienda “La Miniatura”, Inicialmente sólo producía para la familia, pero quien lo probaba le pedía que le vendiera algunas botellas, por lo cual se decidió a poner su fábrica en 1924.
Nueve años después registró la marca “Moscos” y puso la fábrica en Bravo Norte 7, atrás de palacio de gobierno. Actualmente se ubican en Cerezos 108, en Santa María Totoltepec, en Toluca, per su tienda “La Miniatura” sigue intacta en Los Portales, refiere Martha Almazán, quien, junto con su hermano, José Luis, siguen preparando los famosos “mosquitos”.
En Toluca y fuera de la capital mexiquense, “Los Moscos” son un referente, promovido desde las guías turísticas y con el paso del tiempo, donde cobró relevancia porque en esta zona de la entidad no se elaboraban licores, sólo en Tenancingo, pero su abuelo sabía hacerlos porque por aquellas épocas todas las familias elaboraban sus bebidas, ya sea licores o rompopes, especialmente de zarzamora, pero él supo darle un toque distinto y especial, por lo cual fácilmente se colocó en el gusto de la gente.
¿Por qué el nombre Moscos?
Don Adolfo era originario de Valle de Bravo. En su casa como en todas las del Estado de México hacían licores, destacando Tenancingo, donde aprovechaban las frutas de sus huertos, para consumo personal, como digestivos, principalmente, o para reunirse con la familia.
Cuando su abuelo se vino a Toluca, traía la tradición de su familia de Valle de Bravo, pero él buscó ofrecer varias graduaciones porque había quien quería algo más fuerte, por el frío de Toluca, rodeado de un volcán cubierto de nieve, durante más días.
A la gente le gustó mucho el de naranja y cuando lo probaban, quedaban más que encantados, pues regresaban por más porque ya estaban “picados”. Esto último le dio la idea de llamar a su licor Moscos y dedicarse a producir sólo el sabor naranja.
Desde entonces el licor que se vende más el de mayor graduación, el de 45 grados. La gente lo tomaba antes de salir de su casa para calentarse y empezar el día, casi como pensar en un café o un chocolate caliente.
Pero eso no implica, que el suave, de 19 grados, se pueda tomar como agua, ni mucho menos rápido, porque eso, el dulce y un poco de aire puede provocar que se le suba más rápido y generar mayor malestar al día siguiente.
“Los licores se toman con moderación, son para tomar una o dos copas, y lo que hace lo dulce es que ayuda a hacer más rápida la digestión y si comió mole o cosas muy condimentadas, una copa de licor ayuda a ser más rápida la digestión y sentirse ligero”, señala Martha, rodeada de botellas naranjas.
¿Dónde se vende?
A pesar de su éxito, este licor no se exporta, pero si hay gente que compra a granel para llevarlo a Europa u otros países y muchos turistas que acude a Los Portales específicamente a comprar una o más botellas. Por ahora sólo tienen venta en su local y les hacen pedidos por WhatsApp o a través de su página www.licormoscos.com.
La realidad es que no están peleados con la venta fuera de México, pero han optado por mantenerse igual que antaño para seguir con la elaboración artesanal y no meter procesos industrializados con los cuales perdería su esencia, por lo cual siguen siendo una empresa pequeña, donde laboran sólo siete personas.
En promedio hacen como 300 litros a la semana. Y en un futuro esperan exportar, cuando encuentren a alguien que sepa de ello y cuente con todos los permisos para hacerlo.
El toque especial
A diferencia de otras bebidas, esta se hace con fruta natural, con un proceso artesanal, de aquella época, con un año de elaboración y destilado en barrica para un sabor muy natural, que las bebidas artificiales no tienen.
El proceso a mano y con frutas naturales hace que varie un poco el sabor y color. Todo depende de cómo llegue la naranja. Eligen plantíos de Veracruz, porque eso les garantiza naranjas de alta calidad y sabor, pero el tiempo de sol, las lluvias y otros factores inciden un poco en el sabor y no siempre logran que sean idénticos todos los lotes, sólo el nivel de alcohol.
“Cuando uno hace un licor rápido se le pueden poner ingredientes artificiales para agilizar el proceso y por eso después de estar un poco en la alacena se hacen feos, se convierten en azúcar o cambia su consistencia” añadió.
Este año están usando las naranjas del año pasado y en 2025 vamos a ocupar las del 2024. Es todo un proceso para que la fruta vaya soltando todos los aceites esenciales y eso es lo que hace que tenga mayor calidad.
¿Cómo hacen estos licores?
El licor se hace con un destilado de caña porque en ese entonces, en los años 20, en esta zona, lo que se vendía era la caña que venía de Veracruz. Después se destila con la fruta y entonces se ponen en las barricas donde se logra extraer todos los sabores y se va endulzando.
“Tratamos de homogenizar el sabor, pero al final siempre la tierra le da un toque diferente y las naranjas las traemos de Veracruz, pero hay condiciones en el año que suceden algunos cambios y por eso no se logran sabores idénticos. Luego se le dan los diferentes grados de alcohol, se filtran y se envasan” añadió.
Lo importante es que la historia podrá continuar. Actualmente Martha y José Luis Almazán están muy interesados en seguir, y esperan que luego de ellos siga la nueva generación. Mientras tanto tratan de innovar con un digestivo de hiervas que tarda sólo seis meses. A uno de estos productos le llamaron T500, es decir Toluca 500 años y lo siguen vendiendo.
“Hicimos este de hierbas, este otro que son muchas más amargas porque tiene prodigiosa y otras hierbas y también queremos sacar, ahora, para este fin de año, uno de canela que todavía está en proceso, es más calentito para esta temporada invernal” que igualmente estará en venta en La Miniatura, así como en las vinaterías a la cuales les venden sus productos.
Los precios van desde los 100 hasta los 380 pesos y lo ofrecen no sólo para tomar como licor, sino para repostería, coctelería o simplemente bien frío, con hielo o entre 5 y 8 grados.
¿Cómo tomarlo?
En la gastronomía es útil para cocinar con carnes blancas, camarones, carne de cerdo, en salsas agridulces; en repostería para hacer flanes, suflé, panqueques, gelatinas y con helados; resulta perfecto -señala- para hacer crepas, flameados de frutas o cafés y con chocolates.
En la coctelería este licor se puede beber solo, en las rocas, con cascarita de limón, como digestivo, en margaritas o martinis; combinado con tequila, vodka, ginebra, ron, brandy y jugos con arándano, mango, piña, naranja, agua mineral, Ginger; desde los cócteles tradicionales hasta los más sofisticados para paladares exigentes, que tendrán como resultado bebidas especiales, con un toque único.
MRA