Volkswagen está poniendo fin a la producción de su última versión del emblemático Escarabajo en la planta de Puebla, México. Es el fin del camino para un vehículo que ha simbolizado muchas cosas en las ocho décadas transcurridas desde 1938.
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El vehículo nació como un proyecto pensado para darle prestigio al régimen nazi que nunca se hizo realidad. Luego fue símbolo del renacimiento económico de la Alemania de posguerra y de la creciente prosperidad de la clase media. Ejemplo de globalización, vendido y reconocido en todo el mundo. El auto de los contestatarios estadunidenses de la década de 1960. El vehículo, por sobre todo, sigue teniendo un diseño único, tan reconocible como una botella de Coca-Cola.
El diseño original, un auto con una silueta redondeada que podía sentar a cuatro o cinco personas, con un parabrisas casi vertical y un motor en la parte trasera, se remonta a los tiempos del ingeniero austríaco Ferdinand Porsche, contratado para hacer realidad el proyecto de Adolf Hitler de fabricar un “auto del pueblo”, accesible al gran público, como el Modelo T de Ford en Estados Unidos.
Algunos aspectos del auto se asemejan al Tatra T97 fabricado en Checoslovaquia en 1937 y a bosquejos del ingeniero húngaro Bela Barenyi publicados en 1934. La producción masiva de lo que se llamó el KdF-Wagen, la sigla de la organización laboral nazi bajo cuyo auspicio iba a ser vendido, se suspendió debido a la Segunda Guerra Mundial. En lugar de fabricar vehículos, la nueva y gigantesca fábrica de las afueras de Hanover empezó a producir transportes militares, usando trabajadores de toda Europa que vivían en condiciones miserables.
Después de la guerra fue un fabricante de autos para civiles bajo la supervisión de las autoridades de ocupación británicas. La fábrica fue entregada en 1949 al gobierno alemán y al estado de Baja Sajonia, que sigue siendo propietario de parte de la firma. En 1955 salió a la venta el millonésimo Escarabajo, fabricado ahora en Wolsburgo.
Estados Unidos fue el mercado extranjero más grande de Volkswagen. En 1968 se vendieron 563 mil 522 autos, un 40 por ciento de la producción. Una publicidad anticonvencional, divertida, de la agencia Doyle Dane Bernbach alentaba a la gente a “pensar en pequeño”.
“A diferencia de lo que ocurrió en Alemania Occidental, donde su precio bajo, su calidad y su durabilidad personificaron la nueva normalidad de la posguerra, en Estados Unidos las características del Escarabajo le dieron un aire altamente anticonvencional en un mercado dominado por el tamaño y la espectacularidad”, señaló Bernhard Rieger en su libro El auto del pueblo del 2013.
La producción en Wolfsburgo se interrumpió en 1978, al ganar popularidad modelos como el Golf. Pero el Escarabajo no estaba acabado. La producción pasó a México desde 1967 hasta el 2003. Bautizado “vochito”, pasó a ser el “carro del pueblo” de los mexicanos, fabricado por los mexicanos.
El nuevo Escarabajo, una versión retro totalmente nueva construida sobre un chasis de Golf modificado, revivió en cierta medida el aura simpática, anticonvencional del auto en 1998 bajo la guía de Ferdinand Piech, nieto de Ferdinand Porsche. En el 2012 su diseño se hizo más elegante. El último de los 5.961 vehículos de la Edición Final será exhibido en un museo, tras unas ceremonias del 10 de julio en Puebla para marcar el fin de una era.
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