Todos los países tienen urgencia por reducir las emisiones contaminantes y asegurar su independencia energética en el futuro; sin embargo, esta misma necesidad puede convertirse en su mayor riesgo.
De acuerdo con el reporte “Perspectiva energética global 2023”, realizado por la consultora Mckinsey, la acelerada transición por tecnologías de generación y almacenamiento más sostenibles no va acompañada de la misma forma por el desarrollo de cadenas de suministro para estas innovaciones, al igual que la construcción de infraestructura necesaria para su uso.
Un ejemplo claro es el hidrógeno verde que enfrenta un alto riesgo principalmente debido a las necesidades de infraestructura y las elevadas inversiones necesarias para lograr un despliegue a gran escala.
En México, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de Hidrógeno, se requiere de una inversión de 60 mil millones de dólares, misma que debe ir acompañada de políticas públicas y el impulso de muchas empresas del sector privado.
Además, esta tecnología, junto con los paneles solares, requieren materiales raros para la mayoría de las tecnologías de transición energética, y los vehículos eléctricos y la generación eólica se ven muy afectados por los cuellos de botella de materiales.
“Los costos siguen siendo una barrera, pero se espera que los vehículos eléctricos y las bombas de calor se vuelvan económicamente viables. A pesar de las grandes inversiones iniciales necesarias, las energías renovables se vuelven competitivas en costos en los escenarios de Mayor Aceleración y Compromisos Alcanzados”, expuso Mckinsey.
Por otro lado, advierten que la transición energética está en marcha, pero es difícil predecir cómo se desarrollará en las próximas décadas, pues los tomadores de decisiones en el gobierno y las empresas enfrentan un momento difícil para planificar una combinación energética futura que aún no está clara.
“Los líderes podrían verse tentados a 'esperar y ver', pero este enfoque sería un gran riesgo. Incluso si se desconoce la trayectoria exacta de la transición energética, los cambios que se avecinan serán inmensos y más rápidos de lo que muchos esperan”, explicó.
Afirman que una mirada a los últimos dos años muestra que a pesar de incertidumbres masivas y sin precedentes, el crecimiento de varias tecnologías bajas en carbono ha continuado e incluso acelerado.
EDD