Terceras partes, entre ellas Brasil, México y la Unión Europea (UE), ganarán si la guerra comercial entre China y Estados Unidos se agudiza, lo que ocurrirá en caso de que ambos países no alcancen un acuerdo que evite una nueva escalada arancelaria a partir del próximo 1 de marzo.
Según la economista del Organismo de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), Pamela Coke-Hamilton, "los efectos de las medidas de represalia comercial impuestas por Estados Unidos (contra China) no resultarán en aumentar su producción interna, sino que desviará el comercio a terceros países", dijo
Pekín y Washington mantienen negociaciones con las que se intenta evitar un aumento cruzado de aranceles del 25 por ciento, tras la subida del 10 por ciento que Estados Unidos impuso a importaciones chinas por un valor de 200 mil millones de dólares, a lo que China respondió con una medida similar que afectó a exportaciones estadounidenses por 60 mil millones de dólares.
Esos aranceles adicionales se sumaban a otros impuestos a principios de 2018 y que cubrían 50 mil millones de dólares de exportaciones de cada uno.
En la presentación de un informe de la UNCTAD sobre estadísticas y tendencias comerciales, Coke-Hamilton sostuvo que, si el temido aumento del 25 por ciento de aranceles adicionales tiene lugar, "no será efectivo para aumentar la producción en Estados Unidos".
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Lo que provocará es que los exportadores del resto del mundo serán más competitivos.
La UNCTAD calcula que, de lo que pierdan exportadores chinos y estadounidenses, "la Unión Europea capturará 70 mil millones de dólares", y Japón y Canadá, 20 mil millones cada uno.
"México capturará casi 27 mil millones del comercio entre Estados Unidos y China, lo que representa el 6 por ciento de sus exportaciones", agregó la experta.
De los 250 mil millones de dólares de exportaciones chinas que resultarían afectadas si el alza del 25 por ciento de aranceles se concreta, los analistas calculan que un 82 por ciento sería reemplazado por firmas en otros países, las empresas chinas retendrían el 12 por ciento y sólo el 6 por ciento beneficiaría a productores de Estados Unidos.
El caso de los aranceles adicionales impuestos a la soja procedente de Estados Unidos. es ilustrativo del efecto distorsionador de la medida, con Brasil como el principal beneficiario al haberse convertido, gracias a esta decisión, en el principal abastecedor de este producto para el mercado chino.
Sin embargo, esta ventaja puede ser temporal y su alcance modificarse, lo que los productores e inversores en Brasil saben muy bien.
"Los productores brasileños no han querido tomar decisiones de inversión que no resultarían rentables si los aranceles se revocan", explicó Coke-Hamilton.
Además están las víctimas colaterales, que en el caso de Brasil son sectores que utilizan la soja como insumo, como el agropecuario, y que perderán competitividad por el aumento de su precio, debido a la demanda china.
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Más allá de ganancias para determinados países y sectores, la UNCTAD anticipó que los efectos macroeconómicos de un agravamiento de la guerra comercial chino-estadounidense serán muy negativos.
Sostuvo que en ese caso los mercados financieros y de materias primas caerán y surgirán fuertes tensiones en los mercados de divisas.
"Además, habrá más presión sobre el crecimiento mundial porque las compañías tendrán que hacer ajustes de costes que afectarán la producción, las inversiones y la rentabilidad", indicó Coke-Hamilton.
Para los países pobres y pequeños, la situación será más difícil por su escasa capacidad para soportar una fuerte desaceleración de la economía mundial.
LVM