México no figura en el mapa global de los semiconductores y la principal razón es la ausencia de una política de largo plazo que dé certeza al mercado, afirma José Luis Jáuregui, catedrático de posgrado en el Centro de Enseñanza Técnica y Superior (Cetys).
Durante el panel chips en juego: Cómo la geopolítica reescribe la cadena global de semiconductores, detalló que para instalar una planta de este tipo, considerada una de las inversiones más complejas y costosas, se necesita una estrategia que trascienda los ciclos sexenales.
“Se requieren mil millones de dólares de inversión para que podamos tener una fábrica de semiconductores”, destacó Jáuregui.
Además, explicó que una instalación de este tipo no puede depender de un gobierno de 6 años, sino de una visión sostenida “de 30 o 40 años, como ocurrió con TSMC (Taiwan Semiconductor Manufacturing Company) en Taiwán”.
Jáuregui advirtió que, sin el respaldo explícito del gobierno mexicano, el proyecto simplemente no despegará; mientras no haya una postura clara desde el Estado, ninguna empresa internacional apostará por construir una planta en el país.
Además de la falta de compromiso político, existe otro obstáculo: el desconocimiento técnico.
“El tema de los semiconductores es complejo. No es fácil explicar cómo funciona o cómo se fabrica un semiconductor”, dijo.
La falta de preparación también impacta en la percepción internacional. “Somos muy buenos en manufactura automotriz, en ensamble electrónico y en ciertos productos, pero en semiconductores no”, señaló Jáuregui, quien insistió en que la prioridad del gobierno debería ser crear un ecosistema antes de aventurarse a construir una planta.
Este vacío de entendimiento en distintas áreas del gobierno, afirmó, ha frenado la velocidad para atraer inversión y avanzar hacia una fábrica de obleas (placas finas de un material semiconductor).
El académico agregó que México sí ha logrado avances en la parte de diseño.
"Existen centros como QSM, Circufy, InterDiseña, Micron en Guadalajara, entre otros. México ya tiene ciertos clústeres que apoyan esa parte”, explicó.
Por ello, considera más realista consolidar centros de diseño que pensar en una fábrica, a menos que exista una inversión gubernamental sólida.
“El problema no es que México no pueda; el problema es que no está preparado”, concluyó.
AG