Michael Kors, el Gran Gatsby que cambió el mundo de la moda

El famoso diseñador es conocido porque sabe combinar como pocos el sentido práctico común de los norteamericanos con el glamur europeo.

El diseñador Michael Kors. (Especial)
Karen Guzmán
Ciudad de México /

La isla neoyorquina de Long Island fue el escenario principal y fuente de inspiración de Francis Scott Fitzgerald para dar vida a El gran Gatsby, novela que se convirtió en icono del glamur y la moda de los años veinte. Sin embargo, lo que el escritor estadunidense de la era del jazz jamás imaginó, fue que décadas después, ese mismo lugar sería el hogar de Michael Kors, uno de los diseñadores más acaudalados y emblemáticos del lujo y el status quo de Estados Unidos.

Para contar la historia de este símbolo de la moda exclusiva, hay que remontarse a la década de los 60, cuando nació bajo el nombre de Karl Anderson

Su madre, Joan Hamburg, quien fuera una reconocida modelo, se casó por segunda vez y su apellido cambió a Kors; lo mismo pasó con su hijo, que adoptó el nombre de Michael David Kors.

Desde pequeño Michael mostró su gran talento para la moda. A los cinco años rediseñó el vestido de bodas de su madre: “Los lazos son horribles”, le dijo; ella le hizo caso y los quitó. Más tarde, a los 11 años, vestía sus propios diseños y después hacía el look de sus amigos para salir al Studio 54.

Michael creció rodeado de glamur: “Me desarrollé en una familia de hombres y mujeres obsesionados por la moda. Mi madre era modelo, mi abuelo trabajó en la industria textil, mi tío comercializaba telas, y a mí siempre me encantó dibujar. Era inevitable”, dijo en una entrevista para la revista Elle.

Comenzó a estudiar teatro y después moda en el Fashion Institute of Technology, a los pocos meses la dejó para trabajar como dependiente en la boutique Lothar’s, donde le ofrecieron un lugar para vender sus creaciones en la gran manzana y comenzó el éxito.

Dawn Mello, directora de modas en el almacén de lujo Bergdorf, descubrió a Kors. Lo llevó a mostrar su línea de ropa. Así inició todo.

En 1981, con 21 años lanzó su propia marca de ropa casual y prêt-à-porter —prendas confeccionadas en serie— para hombres y mujeres junto a su socio John Orchulli, bajo su propio nombre en tiendas como Bloomingdale´s, Bergdorf Goodman, Lord & Taylor, Neiman Marcus y Saks Fith Avenue.

Frutos

En 1993 la empresa cayó en bancarrota lo que lo hizo descontinuar su línea de ropa por ese momento, y relanzando la marca en 1997 con precios más bajos, apadrinado por la casa francesa

Céline

, un contrato que le permitía seguir trabajando con los diseños de su propia firma.

En 2001 incursionó en el mundo de los accesorios, lanzando una emblemática línea de bolsos, correas, zapatos y lentes de sol. Adicionalmente, incursiono con los vestidos de baño, relojería, billeteras, lociones y joyería.

En 2004 Kors dejó la dirección creativa de Céline, con Macadam Sorbonne, su última línea que fue todo un éxito, y supuso un peldaño más de lujo para su carrera dentro de esta firma francesa.

Después de formar parte del jurado de Project Runway, un reality show de moda que catapultó al empresario a la fama, las ventas de su marca se dispararon.

Tras 35 años, el empresario tiene una fortuna de mil millones de dólares, según la revista Forbes. La marca opera en ciudades como Nueva York, Beverly Hills, Chicago, Londres, Milán, París, Múnich, Dubái, Seúl, Tokio, Hong Kong, Shanghái y Río de Janeiro.

Kors es conocido porque sabe combinar como pocos el sentido práctico común de los norteamericanos con el glamur europeo. Todo “para una mujer activa, que no renuncia a la sofisticación por vestir diseños funcionales”, menciona.

En 2003 Sportswear Holdings, firma de capital privado, pagó 100 millones de dólares por la empresa homónima del diseñador, ahora dirigida por John D. Idol; sin embargo, la dirección creativa sigue en manos de Kors.

Michael también ha trabajado por 20 años en la lucha contra el hambre en Nueva York con la organización God’s Love We Deliver, ayudando a distribuir alimentos a personas que padecen VIH, cáncer o cualquier otra enfermedad crónica.


CPR

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