La pandemia de covid-19 dejó entre los consumidores mexicanos cambios de hábitos importantes; entre ellos, uno de los más relevantes es la compra de productos de segunda mano, de acuerdo con la investigadora de mercados Kantar.
Hace más de un año, y luego de vender prendas usadas a través de Instagram, Carmen y Tania fundaron The Vintage Clan, un proyecto en el que comercializan ropa, zapatos y accesorios de segunda mano, el cual ha tenido un crecimiento importante con la emergencia sanitaria .
“Justo cuando estábamos haciendo el plan para lanzar el espacio fue que empezó el confinamiento. Con muchas de las marcas que son parte de la tienda, ya teníamos experiencia vendiendo en internet, pero siempre tuvimos la inquietud de tener un espacio físico en donde la gente pudiera venir a ver la ropa, probársela, porque en internet se pierde un poco la esencia de las cosas que hacemos”, dijo Tania Arroyo en entrevista con MILENIO.
Con la incorporación de su tienda física, la compañía tuvo dos canales de venta en los que afirman, han tenido resultados mejores a los que esperaban tener al inicio.
“En el confinamiento se disparó mucho la venta online; nosotros justo íbamos a abrir en marzo del año pasado y nos tocó el confinamiento. En esos meses seguimos vendiendo cada quien en sus proyectos por internet y sí se incrementó. En el caso de la tienda física, al principio creíamos que no iba a llegar tanta gente, pero afortunadamente ha llegado mucha gente que vive por la zona, que va caminando por aquí y le llama la atención; al mismo tiempo ha crecido Instagram y Facebook y eso hace que llegue a gente que no está tan cercana aquí”, expuso la cofundadora del proyecto.
México es el segundo país de Latinoamérica con la mayor compra y venta de artículos de segunda mano.
Según un estudio realizado por Statista en 2020, a consumidores entre 18 y 64 años, 47 por ciento de los encuestados en México afirmó haber comprado productos usados en los últimos 12 meses; la media del país se encuentra solo por detrás de Polonia y Reino Unido y arriba de mercados como el de Estados Unidos, Brasil y China.
“Creo que sí ha crecido un montón, sobre todo a raíz de la pandemia. Ahora hay un montón de empresas que se dedican al envío, nosotras por suerte no hemos tenido que recurrir a ellas. La oferta es muy grande y ahora es muy fácil ofrecer tus productos por Instagram o por Facebook y quedar en el metro”, dijo por su parte Tae Solana, cofundadora de La Pulguita, un proyecto que nació con dos mamás emprendedoras que buscaban incrementar el consumo de ropa de segunda mano para bebés y niños, aunque hoy su principal mercado son las mujeres.
De acuerdo con Tania Arroyo, son principalmente las mujeres quienes compran productos de segunda mano, aunque afirmó que los hombres suelen hacer compras con un ticket más alto.
El 2021 Fashion Resale Repor t se estima que 40 por ciento de los compradores de artículos de segunda mano son de las generaciones Z y millennial, quienes tienen una visión hacia la economía circular y la demanda de dichas generaciones ha hecho que estas propuestas en redes y en las calles continúe creciendo.
“Me gusta porque creo que esto es resistencia pura, desde ya decidir salirte de la economía capitalista, que es prácticamente imposible hacerlo, resistir y encontrar las maneras de comercializar entre nosotras sobre todo”, dijo por su parte la representante de La Pulguita.
Anteriormente, los proyectos tenían en los bazares —muchos de ellos iniciaron incluso primero como eventos especiales de venta— un medio importante de promover sus propuestas y vender productos; sin embargo, ante las restricciones derivadas del confinamiento sanitario dichos eventos no han podido realizarse de la misma manera, por lo que muchos han volcado sus estrategias hacia lo digital.
“Por la pandemia todavía no se presta para hacerlo, porque lo que hace que un bazar funcione es que haya mucha gente que compre, no tanto las marcas. En este punto no se puede reunir mucha gente. Sí nos preocupaba como organizadores de bazares que todas las marcas vendieran, ahora sí sentimos que las condiciones no se prestan para eso, pero en un futuro quizá sí. Quizá a finales del año o el próximo año”, dijo Arroyo.
Sin embargo, la comodidad que las herramientas digitales han significado para los representantes de dicha tendencia un alivio.
“Fuimos a bazares un tiempo, pero lo que teníamos que pagar por tener un stand era demasiado alto para las ganancias que maneja La Pulguita. No creo que nosotras volvamos. Quiero creer que eventualmente los bares volverán a existir, pero nosotras no creo que volvamos a los bazares”, finalizó Solana.
MRA