La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) señaló que las afectaciones ecológicas por la construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de México (NAIM) “pueden mitigarse e incluso evitarse”, como sucedió en terminales aéreas de Madrid, Barcelona y Ámsterdam, por lo que el proyecto es viable en cuanto al peligro aviar.
En su estudio “Necesidad e idoneidad de la solución propuesta para el Nuevo Aeropuerto Internacional de México”, de 2013, indicó que el daño ambiental más importante es la pérdida de hábitats naturales que afectará a diversas especies de flora y fauna. No obstante, aclaró que existen medidas previstas de recuperación y creación de lagunas.
La agencia de la Organización de las Naciones Unidas que regula la aeronáutica mundial precisó que el riesgo aviar se debe a que existen varios focos de atracción para varias especies, como cuerpos de agua y vertederos agrícolas en las zonas aledañas al NAIM.
Detalló que el vaso del lago de Texcoco es un refugio de avifauna, la mayor parte migratoria, pero también de especies acuáticas residentes y su condición de humedal artificial en proceso de restauración permite que de 100 mil a 150 mil ejemplares de más de 153 especies colonicen el lugar cada año.
La densidad más importante de aves, apuntó, se observa en la temporada otoño-invierno, que va de septiembre a marzo, cuando llegan varias especies de patos, otras de ambientes marinos y chichicuilotes.
Existen 14 especies de aves acuáticas residentes que se reproducen ahí con una población de 6 mil 450, incluidos zambullidores, ibis, patos y aves playeras. Las migratorias proceden de Alaska, Canadá y el norte de Estados Unidos, ya que el ex lago forma parte de las áreas para pasar el invierno de la Ruta Central.
En el documento también explicó que la presencia de emplazamientos de agua y espacios protegidos a distancias cercanas del punto de referencia del aeropuerto no es exclusiva, pues existen varia terminales aéreas con estas características que son operativas y certificadas por la OACI.
En España existen dos casos similares. El aeropuerto de Barcelona-El Prat convive en el mismo recinto o en el área de influencia con áreas naturales incluidas en el Plan de Espacios de Interés Natural y Zonas de Especial Protección para Aves, los espacios del litoral de Prat y Els Reguerons, mientras que el de Madrid-Barajas alberga una laguna y cuatro arroyos que atraviesan las pistas. En el área de influencia se encuentran humedales protegidos, zonas atractivas para la afluencia de aves.
Además, citó, la ciudad de Ámsterdam cuenta con Schiphol, un complejo aeroportuario que percibe un promedio de 51 millones de pasajeros al año, rodeado de dos grandes masas de agua donde habitan aves acuáticas, lo que los obliga a tener protocolos de acción ambiental que garantizan la seguridad de las especies.
Sin embargo, el organismo advierte que para el caso de nuevas terminales del tipo del NAIM se recomienda una separación de 3 mil metros entre el aeropuerto y cualquier factor atractivo para la fauna, y fija un rango de 8 kilómetros para protección del espacio aéreo de zonas de aproximación, despegue y sobrevuelo.
Por ello planteó que se deben realizar estudios más concretos sobre los flujos de aves migratorias y residentes entre los sistemas lagunares resultantes y existentes, zonas de vertedero próximas y áreas agrícolas en pos de evaluar el riesgo para la seguridad aérea y el manejo de avifauna necesario.
“El proyecto es viable desde el punto de vista del peligro aviar, con las debidas reservas y siempre y cuando se pongan en práctica las recomendaciones que indicamos”, resolvió la agencia.
Asimismo destacó que ninguno de los nueve parques nacionales considerados protegidos se encuentra dentro del área de influencia del NAIM para verse afectados.
Tema arqueológico
En la plataforma uno y tres del esquema se encontraron asentamientos arqueológicos que datan de la época teotihuacana, azteca y novohispana.
Según la Universidad Autónoma de NL, se solicitó al INAH el visto bueno para la obra, por lo que se realizaron recorridos que determinaran la factibilidad.
El instituto se reservó el derecho de realizar excavaciones posteriores y con estas dos fases se determinó que el proyecto no supone riesgo.