Moody’s Investors Service alertó que la contracción trimestral de 0.2 por ciento que tuvo el Producto Interno Bruto (PIB) de México en el lapso enero-marzo de 2019 es negativa porque pesará en el ingreso del gobierno y, por ende, en las cuentas fiscales, además de que complicará su agenda política.
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En un documento, señaló que la contracción del PIB se da después de dos trimestres consecutivos de desaceleración en el crecimiento, y lo más importante es que la disminución secuencial indica que se está acumulando un veloz impulso económico negativo.
Derivado de esto, abundó la agencia, el débil crecimiento dio lugar a ingresos por debajo de lo presupuestado en enero y febrero, lo que llevó a que recortara el gasto presupuestado.
Explicó que los recortes de gastos han permitido a las autoridades mantener el objetivo de déficit fiscal federal de este año sin cambios en 2.1 por ciento del PIB, pero, dado que los riesgos para el desempeño económico de este año se profundizan, los ingresos del sector público pueden ser más bajos incluso que las estimaciones revisadas del gobierno y puede ser que se requieran recortes adicionales.
Moody’s detalló que en un contexto de desaceleración de la economía, la respuesta política pro cíclica de las autoridades podría exacerbar el crecimiento ya lento, atenuar el sentimiento y la inversión de las empresas y afectar las perspectivas a corto plazo de la economía.
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Además, al gobierno le resultaría más difícil cumplir con los objetivos presupuestarios establecidos, lo que lo haría más desafiante preservar su compromiso con la responsabilidad fiscal más allá de 2020, ya que busca equilibrar los objetivos de políticas, incluido el apoyo financiero continuo para Petróleos Mexicanos (Pemex), una mayor cobertura de los programas sociales y un mayor gasto en proyectos de infraestructura, incluidas las nuevas refinerías.
En este contexto, la agencia calificadora considera que si bien la situación es manejable en 2019-2020, eventualmente generará tensiones entre su compromiso con la responsabilidad fiscal y otros objetivos de política en ausencia de medidas generadoras de ingresos, pues hay que recordar que el gobierno ha descartado aumentar las tasas de impuestos o crear nuevos gravámenes en la primera mitad de sus seis años de mandato.
GGA