La agencia calificadora Moody’s Investors Service mejoró las perspectivas de crecimiento para la economía mexicana, estima que en 2021 el producto interno bruto (PIB) aumentará 5.6 por ciento, por arriba del estimado previo de 5.5 por ciento; para 2022, las proyecciones pasaron de 2.6 a 2.9 por ciento.
De acuerdo con información de Moody’s, la mejora de las perspectivas de crecimiento de Estados Unidos está detrás de las revisiones al alza en las estimaciones para México; sin embargo, la fortaleza de la recuperación del país se verá afectada por factores internos, especialmente por la inversión.
La agencia explicó que un efecto de arrastre de la economía estadunidense junto con una mayor demanda de la unión americana elevarán el PIB de México en 2021, pero en la medida que se desvanezca ese efecto de arrastre, el crecimiento del PIB será menor en 2022.
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Además, añadió, en el ámbito interno, la inversión fija bruta se ha contraído desde finales de 2018 y en 2019 se redujo 4.6 por ciento interanual, debido a la reacción adversa de los inversionistas por señales de políticas gubernamentales mixtas y la incertidumbre sobre los cambios fundamentales en el entorno regulatorio, particularmente en el sector energético.
Moody’s detalló que a pesar de que las tasas de inversión comenzaron a recuperarse en abril de 2020, la inversión estuvo 13 por ciento por debajo del cierre de 2019, mientras que el PIB estuvo 4 por ciento por debajo del nivel de 2019, y si bien espera que la inversión aumente gradualmente y represente alrededor de 19 por ciento del PIB este año y el próximo, será inferior al promedio de 22 por ciento en el lapso 2015-2019.
Agregó que aunque se ha dado una disminución en los nuevos casos de covid-19 y si esto se mantiene, respaldaría una recuperación de la demanda interna en los próximos meses, el desafío de crecimiento de México refleja un problema estructural más profundo, pues la economía tiene un sector manufacturero altamente productivo y orientado hacia el exterior, pero también un considerable sector informal compuesto por pequeñas empresas de menor productividad que están desconectadas de la economía formal y los mercados crediticios.
La calificadora explicó que las empresas más grandes tendrán mejores resultados en la recuperación inmediata porque se benefician del acceso al financiamiento, que es menos accesible para las pequeñas y medianas empresas que se concentran en el mercado interno. Esta disparidad, sumada a los efectos desproporcionados de la pandemia en el sector de servicios y otros que requieren un estrecho contacto personal, está configurando una marcada recuperación de “dos velocidades” en México.
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Apuntó que los sectores conectados a Estados Unidos se están recuperando a un ritmo más rápido que los impulsados por la demanda interna, pues la actividad minorista se mantiene por debajo de los niveles de 2019 y el consumo de bienes duraderos, como los automóviles, es mucho más bajo que en 2019. En tanto, la construcción se mantiene muy por debajo de los niveles de 2019, momento en el que ya estaba deprimido tras la prolongada debilidad de la inversión en construcción.
Factores positivos
Pese a este entorno, Moody’s considera que hay algunos factores que abogan por una subida limitada de las tasas de crecimiento de México, como las mejores relaciones entre Estados Unidos y México bajo la administración de Biden que beneficiarán las exportaciones y las perspectivas de crecimiento de México en los próximos años.
Expuso que la administración Biden considera a México como un socio norteamericano en el acuerdo comercial entre Estados Unidos, México y Canadá (T-MEC) que entró en vigencia el 1 de julio de 2020 y las cadenas productivas pueden beneficiarse de la integración regional del acuerdo comercial, mientras que el sector turístico se beneficiará del retorno de turistas estadunidenses (vacunados), y el sector manufacturero se beneficiará de las tendencias de casi apuntalamiento a medida que las cadenas de suministro globales se reposicionen más cerca del mercado estadounidense.
lvm