“Después de todo, la muerte es solo un síntoma de que hubo vida”, decía el poeta Mario Benedetti. Cierta es la acepción del escritor de La tregua que define el único destino que se tiene por cierto y al que la memoria colectiva prefiere ignorar. Ya sea por temor o por la necesidad de sentirse eterno, lo cierto es que la poca cultura de la previsión en México es algo que se refleja en las estadísticas.
Se estima que en el país solo entre 5 y 7 por ciento de la población cuenta con un servicio funerario de previsión, producto que si bien ha venido creciendo lo hace a tasa muy baja.
“Principalmente tiene que ver con falta de la cultura de previsión y de compra, como sucede también con el caso de los seguros. La gente que anticipa un pago a empresas funerarias parte de la labor de hacer un trabajo de conciencia”, dijo en entrevista Francisco Alvarado Madera, presidente de la Asociación Nacional de Directores Funerarios (ANDF).
De acuerdo con esta asociación, Jalisco y Ciudad de México son las entidades que registran las tasas más grandes de compra de planes funerarios anticipados, mientras que Puebla es de las que más rezago tienen.
Alvarado explicó que la falta de previsión no está relacionada con el poder adquisitivo de las personas, toda vez que únicamente alrededor de 2 por ciento de los deciles más altos de la sociedad cuenta con un plan previsorio de muerte, aun cuando este tipo de servicios puede ser hasta 15 por ciento más económicos que los servicios funerarios de uso inmediato.
Por su parte Manuel Ramírez, director general de J. García López, explicó que cada año los planes funerarios incrementan su precio entre 7 y 12 por ciento, costo que se puede congelar con la compra de servicios anticipados.
De acuerdo con el directivo, la casa funeraria que dirige ha tenido un crecimiento durante 2019 de 30 por ciento en la comercialización de planes a futuro y de 14 por ciento en el flujo de la empresa. Su reciente marca de velatorios de bajo costo, Santa Gloria, ya han comercializado 3 mil 500 servicios de forma anticipada.
Señaló que además de estar preparados para la pérdida de un ser querido, con la compra de este tipo de servicios, las familias evitan caer en la informalidad, toda vez que se estima que de los 5 mil establecimientos funerarios en el país, 60 por ciento entran en esa categoría.
“La idiosincrasia latinoamericana está cambiando y cada vez le damos más importancia a cosas que quizá antes no tomábamos tanto en cuenta”, afirmó.
Funerarias como Gayosso, J. García López, Grupo Martínez y Latinoamericana lideran el sector de los servicios funerarios, dentro del cual las cremaciones registran una tasa de crecimiento de dos dígitos.
“El tema de la cremación va en aumento y de una manera importante. Desde hace dos años ha crecido entre 10 y 15 por ciento más. Esto obedece a la falta de espacios, sobre todo en zonas metropolitanas, a los costos”, explicó Alvarado.
Seguros de vida
La evasión de la muerte también impacta al sector asegurador, el que reporta que solo 15.8 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) en México tiene un seguro de vida, instrumento financiero que protege a la familia de quien lo contrata en caso de fallecimiento o discapacidad.
De acuerdo con la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS), durante el año pasado las compañías de seguros pagaron 132 mil millones de pesos por pólizas correspondientes a seguros de vida de 43 mil 617 personas; de las cuales, 21 mil 344 casos, es decir, 48 por ciento, eran pertenecientes a mujeres.
Recientemente, el director general de la AMIS, Recaredo Arias, destacó que esta cifra indica que son las mujeres las que están tomando más conciencia sobre la importancia del seguro como herramienta de protección financiera para las familias, en las que ellas son las proveedoras de ingresos.
La asociación reportó que la principal causa de muerte entre los asegurados en 2018 fueron las enfermedades circulatorias, con 22 por ciento; seguidas de tumores, con 15.5 por ciento; las afectaciones en el metabolismo y nutrición, con 8.09 por ciento; las del aparato respiratorio con 7.48 por ciento, y por accidentes, violencia y envenenamiento, 6.16 por ciento.
“El seguro de vida es un instrumento que protege económicamente el desarrollo de nuestros seres queridos en caso de que lleguemos a faltar”, recordó el director de AMIS.
Entre las recomendaciones, Recaredo señaló que es necesario avisar a los familiares más cercanos que se tiene un seguro de vida a fin de que puedan tramitarlo de manera oportuna.
También realizar una consulta a través de la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef) para saber si el familiar contaba con un seguro de vida.
Hacer un balance de las necesidades de cada persona, como edad, ingresos, ocupación, actividades de riesgo y etapa familiar (si hay hijos o no, o padres que sean dependientes económicos).
15.8 Por ciento de la población económicamente activa cuenta con un seguro de vida.
15 Por ciento más económico resulta un servicio funerario comprado con anticipación.
5,000 Establecimientos funerarios existen en el país y 60 por ciento se encuentra en la informalidad.