Hace dos años Edurne Balmori dejó la vida diaria en el laboratorio para asumir una encomienda más interdisciplinaria. La especialista en tecnología en alimentos fue elegida como directora general de la empresa mexicana de producción de endulzantes bajos en calorías Metco, donde tuvo su primera oportunidad laboral.
“Desde chiquita jugaba con mis juegos de química Mi Alegría. Desde chiquita sabía qué quería ser; decía que quería ser química inventora. Tenía mi batita, jugaba al laboratorio, hacía mezclas, pasteles, gomitas y ese tipo de cosas”, expuso la directiva en entrevista con MILENIO.
Como pocas personas la mujer de ahora 34 años relató que dicha convicción se mantuvo hasta el momento de entrar a la universidad y elegir una carrera; su aliciente esta vez fue que cuando llegara el día que le preguntaran a sus hijos "¿a qué se dedica tu mamá?", la respuesta fuera "ella inventó lo que traigo en mi lonchera".
Así la carrera de Ingeniería en Alimentos se acoplaba a sus planes y una vez terminada esta tarea llegó como becaria a las filas de Metco en febrero de 2008.
"Mi primer trabajo fue en investigación y desarrollo, creando fórmulas, inventando cosas y experimentando cosas. Cumplí mi sueño de chiquita", expuso.
Entre estos proyectos, uno de los primeros en los que participó fue, junto con todo el equipo de formulación, el desarrollo de Svetia, un edulcorante a base de stevia que hoy es líder en el mercado. Pero desde entonces el camino de la directiva estaba marcado para ir más allá del área de laboratorio.
"Al estar empapada con laboratorio y estar en la planta me llevó al área de calidad. Estuve entre cinco y seis años en esa área viendo las certificaciones, inocuidad, calidad, seguridad. Avanzar en qué la planta fuera más segura y generamos productos mucho más seguros y de más calidad. Luego de eso me metí al lado administrativo. Metco da mucha libertad de experimentar áreas, mientras más avanzas en el trabajo vas conociendo de todo", afirmó.
Metco factura alrededor de 300 millones de pesos al año y cuenta actualmente con un 30 por ciento de participación en los edulcorantes bajos en calorías, su posicionamiento y desarrollo está en manos de Balmori.
" Yo pensaba que al ser directora general yo tenía que saber absolutamente todo de la empresa. Los primeros meses fueron muy padres porque ver que todos apoyaban la decisión de que fuera la directora y me ayudaban y lo siguen haciendo, me motivó mucho pero a la vez fue un reto personal muy importante porque yo tenía esa presión que me puse yo sola de que tenía que saber todo lo de la empresa.
Lo mejor fue aprender que tengo un gran equipo que es experto en lo que hace; si tienes un buen equipo puede ser un gran director", dijo.
Cada visita a planta, cuánta la directora, es una vuelta a hace 12 años, cuando experimentaba todo el tiempo sabores, texturas y composiciones.
"No lo extraño porque sigo aquí. Yo en la visita me pongo mi bata entro al laboratorio, participo en las evaluaciones sensoriales; estoy muy en comunicación con el equipo de investigación viendo como hacen las fórmulas ayudándoles en lo que puedo. Sigo aquí, pero he aprendido a que no son mis manos las que tienen que hacer las cosas", señaló.
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Balmori sabe que en un país en el que solo 7 por ciento de las mujeres tienen algún puesto directivo, su labor es importante, aunque admite que cuando el tema no tiene que ver con una cuota a cubrir y en cambio va ligado a toda una filosofía de la compañía, el crecimiento afuera es más fácil.
Mi día a día no es una batita pero algo que me da mucho gusto es que tenga la posición de poder ser la cara de la empresa hacia afuera. Esa es una responsabilidad muy grande; me gusta mucho tenerla. Cuando me toca ir a cámaras de alimentos o juntas con otras empresas generalmente soy la única, pero no me siento diferente porque la empresa me respalda", finalizó.
lvm