Murió en prisión Madoff, leyenda de la estafa en EU

Figura de Wall Street. El asesor de inversiones fue encarcelado en 2009 tras confesar un histórico fraude con esquema Ponzi que los fiscales fijaron en 64,800 mdd; tenía 82 años y su condena era de siglo y medio

“Tienes que entender mi historia”, dijo en 2011 a Financial Times. Shannon Stapleton/Reuters
Brooke Masters y Joshua Chaffin
Nueva York y Londres /

Bernard Madoff, el gestor de inversiones que orquestó el esquema Ponzi (un tipo de estafa que implica el pago de intereses a inversionistas de su propio dinero o del de otros inversionistas) más grande de la historia, murió, según informes de medios estadunidenses.

Madoff, de 82 años, falleció en una prisión federal en Carolina del Norte, donde cumplía una sentencia de 150 años después de declararse culpable en 2009.

Una leyenda de Wall Street por su toque aparentemente mágico, Madoff fue un destacado intermediario financiero que se desempeñó como presidente de la bolsa de valores Nasdaq a principios de la década de 1990. Su firma, Bernard L Madoff Investment Securities, también administró una cantidad cada vez mayor de dinero privado e institucional y reportó rendimientos constantes superiores a los del mercado.

Pero en 2008 les confesó a sus hijos que la firma se había convertido en un enorme esquema Ponzi que ocultaba años de pérdidas. Fue “una gran mentira”, le dijo a su familia. Aunque afirmó ser el maestro de una estrategia conocida como split strike conversion (que consistía en comprar acciones de grandes compañías, las más líquidas, y opciones de compra y venta de los mismos títulos, algo que le permitía ganar tanto en mercados alcistas como bajista), Madoff solo había estado usando el dinero de nuevos inversionistas para pagar a los anteriores.

Después de que los hijos de Madoff lo entregaron, los fiscales fijaron inicialmente el esquema en 64 mil 800 millones de dólares, basándose en el valor de las cuentas de los inversionistas hasta noviembre de 2008, pero Irving Picard, el administrador encargado de recuperar el dinero de las víctimas de Madoff, determinó que todo menos 17 mil mdd era imaginario. El fraude acabó con fortunas, envenenó relaciones y terminó por destruir a la familia de Madoff.

Sus dos hijos trabajaban en el negocio familiar. Uno se suicidó dos años después de que Madoff confesó su crimen y el otro murió de cáncer en 2014. Un hermano, Peter Madoff, fue puesto en libertad el año pasado después de cumplir nueve años por falsificar documentos y otros delitos relacionados con el esquema

Madoff y su esposa Ruth fueron despojados de la mayoría de sus activos, incluido su penthouse en Manhattan de 14.5 millones de dólares y un lujoso yate de 56 pies llamado Bull. Su esposa se pintó el pelo de rojo para evitar ser reconocida en público.

Después de más de una década de litigios, Picard recuperó 14 mil millones de dólares de los inversionistas ricos y fondos de cobertura que sacaron dinero del esquema y bancos y gestores de activos que lo recomendaron a sus clientes.

Madoff nació en Queens, Nueva York, en 1938 dentro de una familia de clase media. Después de que quebró el negocio de artículos deportivos de su padre, se mantuvo a sí mismo durante la universidad instalando sistemas de rociadores. En 1960 fundó un pequeño corretaje, en un espacio de oficinas que le prestó su suegro. Su negocio creció a pasos agigantados, en parte porque empleó la controvertida táctica de pagar a los operadores para que le enviaran sus órdenes.

En la década de 1970 también había iniciado un negocio paralelo administrando dinero para familias judías ricas. Sus rendimientos notablemente confiables provocaron un interés cada vez mayor tanto en Estados Unidos como de los gestores de activos en el extranjero.

Los extraordinarios resultados de Madoff habían despertado sospechas en Wall Street durante mucho tiempo. Los operadores bursátiles de muchos de los bancos estadunidenses más grandes se quejaron de que nunca lo encontraron como contraparte. A pesar de recibir repetidas pistas para investigarlo, la Comisión de Bolsa y Valores de EU (SEC, por su sigla en inglés) no logró descubrir el fraude. 

Madoff se benefició de su reputación como un grande de Wall Street. Además de presidir Nasdaq, se desempeñó como vicepresidente de la Asociación Nacional de Operadores de Valores, un grupo regulador de la industria.

Muchos de sus clientes estuvieron con él durante décadas, por lo que nunca tuvo que producir el dinero que decía que había ganado para ellos. Pero el castillo de naipes se derrumbó a finales de 2008 debido a la crisis financiera. A medida que el mercado de valores se desplomó, los inversionistas se movieron para retirar miles de millones de dólares que Madoff no tenía.

Las consecuencias provocaron conmoción y pánico desde Manhattan hasta Palm Beach, Florida, donde Madoff había reclutado a muchos de sus inversionistas en el Palm Beach Country Club. Entre los miles de inversionistas que estafó Madoff se encontraba Mort Zuckerman, el magnate inmobiliario, el fondo de pensiones de la ciudad de Fairfield, Connecticut, el Royal Bank of Canada y la organización benéfica judía Hadassah. Muchos, entre ellos el sobreviviente del holocausto Elie Wiesel, eran judíos, como Madoff.

“Pensamos que él era Dios, le confiamos todo en sus manos”, dijo Wiesel en ese momento, y agregó que Madoff era “uno de los más grandes sinvergüenzas, ladrones, mentirosos, criminales”.

Las pérdidas que sufrió la familia Wilpon se consideraron como una de las razones por las que tuvieron que vender su equipo de béisbol de los Mets de Nueva York el año pasado al gestor de fondos de cobertura Steve Cohen por 2 mil 400 millones de dólares. Las inversiones de Madoff también contribuyeron a años de presión financiera en la Universidad Yeshiva en Nueva York, donde él fue miembro del consejo directivo.

En una entrevista en prisión que le concedió a Financial Times en 2011, Madoff reconoció sus crímenes y ofreció una justificación tendenciosa.

“Tienes que entender mi historia”, suspiró. “Empecé con 500 dólares de capital, vi a mi padre irse a la quiebra; estaba muy motivado, pero siempre estaba fuera del club, el club era la Bolsa de Valores de Nueva York y las firmas de élite. Lucharon contra mí en cada paso del camino”.

Cuando dictó la sentencia de Madoff en 2009, el juez Denny Chin lo vio de otra manera. Describió los crímenes de Madoff como “extraordinariamente malvados… no se trata simplemente de un crimen financiero sin sangre…(sino) uno que tiene un asombroso costo humano”.

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