A días de que la historia de la aeronáutica en el Estado de México y el país cambie con la inauguración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), no se puede dejar de lado la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), en el lago de Texcoco. Alejandro Pimentel Cruces, uno de los 250 arquitectos que participó en el proyecto, precisó se trató de una obra que tenía todo para ser de impacto mundial, pero que desafortunadamente no logró cristalizarse.
En entrevista con MILENIO Estado de México, el especialista recordó que el proyecto fue encabezado por Norman Foster y Fernando Romero, ambos arquitectos con amplia trayectoria, prometían catapultar a México con un espacio de primer nivel.
“Fue un proyecto de suma importancia porque la concepción duró mucho tiempo, es decir, el estudio previo a la materialización fue un proceso bastante largo y que involucró muchas vertientes. El impacto más importante de un proyecto de infraestructura, como éste, que es tan amplio, tiene demasiadas vertientes”.
Explicó que de manera general el beneficio sería económico, ya que considera que “los aeropuertos son como las ventanas de nuestro país hacia el mundo. El desarrollo de los aeropuertos es de suma importancia para el desarrollo económico de los países, entonces, en ese sentido, creo que el tema es muy amplio podremos hablar de las repercusiones económicas, de las repercusiones del turismo, podremos hablar de las repercusiones del transporte, de insumo de cómo estamos abriendo las puertas como México hacia distintos proveedores”.
Por la formación del autor de la infraestructura se prometió que sería sustentable al contar con un sistema de recolección de agua que permitiera mejorar la zona. “Si nos ponemos estrictos, ninguna construcción es amigable 100 por ciento, toda construcción que necesiten pacto en el ambiente, pero algo muy interesante de este era que realmente iba a hacer un proyecto que involucraba el medio ambiente. Cómo logramos un impacto casi inverso, era cómo lograr impactar el suelo y cómo ayudamos al medio ambiente reciclando agua de lluvia, mejorando el campo alrededor”.
El “masterplan” contenía elementos medioambientales y estructurales para que la obra fuera lo menos dañina con la región, permitiera la operación de aviones y a su vez, mejorara la economía local y nacional.
“Un proyecto de infraestructura tan amplio pues claro que abarca o estaba abarcando muchas aristas obviamente muchas de ellas al transporte de personas y transporte de productos, pero también cómo se relacionaba este proyecto de infraestructura con la ciudad, es decir un proyecto de infraestructura tan grande no puede estar en el centro de una ciudad, la idea es que todos esos movimientos se traten de hacer una periferia de las ciudades”.
Promesa cumplida: consulta con la que cancelaron obra
La obra originalmente fue un proyecto encabezado por el expresidente Enrique Peña Nieto y al final de su administración la dejó con cerca de 50 por ciento de su construcción, no obstante, una de las promesas de campaña que hizo el actual Ejecutivo Federal, Andrés Manuel López Obrador, sería el consultar a la ciudadanía si es que continuarían o no con el proyecto.
El discurso del actual mandatario fue que el aeropuerto en el lago de Texcoco sería costoso y solo beneficiaría a empresarios que invirtieron en él, además de que supuestamente no representaría a los intereses de los ciudadanos.
Logró realizar en octubre de 2018 a través de la “Fundación Arturo Rosenblueth“ la “Consulta Nacional sobre el Nuevo Aeropuerto de la Ciudad de México” y a pesar de que no era vinculante, fue suficiente para cancelar los trabajos de la construcción e ingresar su proyecto del AIFA en la exbase militar de Santa Lucía.
Hoy día el gobierno federal tiene la intención de construir un parque en el lago, hecho que está en consulta con pobladores de la zona y autoridades de distintos niveles.
KVS