Mientras Jean-Paul Agon se preparaba para dejar su cargo como director ejecutivo de L’Oréal después de 15 años, sabía que quería que la búsqueda de su sucesor fuera “ejemplar, transparente y rigurosa”.
Sin embargo, la decisión en octubre de nombrar a Nicolas Hieronimus, el subdirector ejecutivo, para el puesto más alto decepcionó a algunos observadores, que preguntan por qué la compañía de cosméticos más grande del mundo no tendrá una mujer como CEO.
Agon está ansioso por explicar cuál fue el pensamiento detrás del proceso de selección. Es simplista, dice, pensar que solo porque las marcas de L’Oréal como Lancôme, Maybelline y Garnier fabrican productos para mujeres, las mujeres son mejores para su comercialización. Luego llega a su verdadero argumento: el Consejo de Administración de L‘Oréal se guió en su elección de sucesor por “el principio de la meritocracia”.
“Hoy se eligió a un hombre. Es totalmente posible que la próxima vez sea una mujer”, dice. “Pero no será una mujer por el simple hecho de serlo. Será una mujer porque es la mejor persona y la que más merece el puesto en ese momento”.
No solo había mujeres en la lista final, señala. Por primera vez en los 111 años de historia del grupo, L’Oréal nombró a una mujer, Barbara Lavernos, como subdirectora ejecutiva, un puesto que ha preparado a directores ejecutivos.
“En la actualidad, las mujeres constituyen la mitad de nuestro Consejo de Administración, más de un tercio de la alta dirección y más de la mitad de los jefes de marcas”, dice Agon. “Su ascenso es irresistible. Un día u otro, una mujer dirigirá L’Oréal”.
El enfoque de liderazgo de Agon es paciente pero exigente. Bajo su gestión, la compañía casi duplicó sus ingresos globales a casi 30 mil millones de euros, alimentados en gran parte por su expansión en Asia. Estas cualidades sustentan la cultura corporativa de L’Oréal.
El Dato...16%
Subieron las acciones de L’Oréal este año, el grupo limitó el daño con su sólida operación de comercio electrónico.
Detrás de la imagen elegante de las marcas que representan celebridades como Penélope Cruz y Beyoncé, L’Oréal es conocida por tener una difícil cultura de trabajo. En la jerga interna de la empresa, los gerentes deben cultivar la saine inquietude, o “inquietud sana”, entre sus equipos, para ver quién está a la altura de las circunstancias y quién se hunde. El enfoque puede llevar a algunos al agotamiento y a la salida —la empresa se ganó el sobrenombre de “L’Orehell”— pero otros prosperan bajo la competencia.
La cultura de L’Oréal le ayudó a sobrellevar el impacto de la pandemia. Aunque se proyecta que las ventas y las utilidades se contraigan este año por primera vez desde la crisis financiera de 2008, el grupo limitó el daño con su sólida operación de e-commerce. Sus acciones ya subieron 16 por ciento este año, por detrás del aumento de 19 por ciento que registró su rival Estée Lauder.
Sin duda, Agon siguió los caminos de L’Oréal. Creció en París, su padre trabajaba en la industria farmacéutica mientras que su madre era arquitecta. Pero el joven Agon quería viajar, y eso en parte motivó su decisión de unirse a L’Oréal como vendedor en 1978. El otro factor fue su afinidad por la mercadotecnia.
“Pensaba que la mercadotecnia de belleza era muy interesante y rica, ya que no solo es analítica y estratégica, sino también sensible, creativa y muy en sintonía con las emociones, la imagen y la cultura”, dice. “Es el arte supremo de la mercadotecnia”, añade.
Dos años después de unirse a L’Oréal, la compañía lo envió a dirigir sus operaciones en Grecia, que entonces contaban con alrededor de 50 empleados. Esto le enseñó al ejecutivo de 24 años cómo manejar personas de diferentes culturas y adaptarse a nuevos entornos, y también cómo hacer crecer un negocio de una manera saludable y constante.
A partir de Grecia, Agon se encontró en la vía rápida en L’Oréal, cambiando de puesto cada cinco años, incluyendo periodos para desarrollar una presencia en China a finales de la década de 1990 y dirigiendo América del Norte.
La promoción agresiva de los empleados más prometedores es una parte clave de la cultura de la empresa. “A diferencia de muchas empresas, L’Oréal no da a las personas empleos basados en su experiencia pasada, sino con el fin de ayudarles a descubrir y expresar nuevos talentos”, menciona Agon.
La última gran tarea de Agon en la compañía es dejar el poder, aunque se quedará como presidente después de que Hieronimus asuma el cargo. Agon se comprometió a no controlar de forma excesiva a su sucesor, explicando que cuando asumió el cargo siguió el modelo de gobierno de traspaso de la empresa y así tiene experiencia. “De hecho, estoy muy feliz de pasar el bastón a alguien a quien respeto y que hará este trabajo muy, muy bien”, dice.
srgs