OCDE insta a países en desarrollo a atender causas de descontento social

El organismo internacional señaló que se deben atacar factores como la desigualdad, seguridad, gobernanza y calidad de los servicios públicos.

Los manifestantes exigen la entrega de material para tratar los casos de coronavirus.
Silvia Rodríguez
Ciudad de México /

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) instó a los países en desarrollo a atender las causas que han provocado descontento social en sus poblaciones, a mirar más allá del producto interno bruto (PIB), observar indicadores que dan cuenta del porqué las personas no son felices y atacar factores como la desigualdad, seguridad, gobernanza y calidad de los servicios públicos.

De acuerdo con el documento Perspectivas sobre el desarrollo global, durante tres décadas, desde 1990 hasta 2019, tanto los países desarrollados, como los países en desarrollo crecieron casi ininterrumpidamente, pues el PIB per cápita y la riqueza aumentaron, la pobreza extrema disminuyó drásticamente, surgieron clases medias en un gran número de países en desarrollo y los niveles de vida mejoraron en múltiples dimensiones.

Sin embargo, también se presentó un aumento de la desigualdad dentro de los países, no todos los indicadores de bienestar siguieron la misma tendencia ascendente que los ingresos y no llegaron a todos los sectores de la población, hubo tensiones impuestas a la fuerza laboral mundial y se agravó la catástrofe ambiental.

Además, abundó la OCDE, la pandemia del covid-19 ha agravado varias de estas líneas divisorias, y los miembros más vulnerables de las sociedades de todo el mundo son los más afectados por los daños causados a la salud y los medios de vida.

Destacó que las expectativas apuntan a que la pandemia retrase el progreso en una gran cantidad de indicadores de desarrollo; por ejemplo, el covid-19 aumentó el número de personas desnutridas entre 83 y 132 millones.

A esto se suma que el impacto en la educación de los niños no tuvo precedentes, pues los cierres temporales mantuvieron a aproximadamente mil 600 millones de estudiantes fuera de la escuela en 2020, lo que provocó que la proporción de niños de escuela primaria en pobreza de aprendizaje aumentara por encima de 50 por ciento en todo el mundo, lo que tendrá consecuencias a largo plazo para el aprendizaje de los niños, con repercusiones en sus perspectivas laborales.

El organismo internacional estima que la desigualdad en una amplia variedad de dimensiones empeore como resultado de la pandemia; en términos generales, los más acomodados no se han visto relativamente afectados por la pandemia, ya que tienen trabajos que les permiten trabajar de forma remota, sus hijos están en escuelas que brindan aprendizaje a distancia y disfrutan del acceso a internet esencial para ambos.

También tienen acceso a sistemas de salud y mecanismos de protección social si se enferman o pierden su trabajo; en contraste, hay una gran parte de la población mundial que no puede trabajar o aprender de forma remota y cuya subsistencia diaria se ve amenazada por las medidas de bloqueo, “existe un riesgo considerable de que estas desigualdades persistan mucho después de que la pandemia esté bajo control”, alertó la OCDE.

Añadió que la desigualdad también se ve en temas de género, con brechas salariales y dominio de los hombres en diversas áreas, desigualdades estructurales que tienen su origen en leyes, normas sociales y prácticas discriminatorias que siguen siendo comunes en todo el mundo; estas barreras para el empoderamiento y el bienestar de las mujeres son tanto institucionales como culturales, y no pueden superarse sin cambios legales significativos y políticas que aborden las normas sociales nocivas

Descontento

El organismo internacional reconoció que, si bien el descontento aumentó durante la última década en todas las regiones, los países de ingresos medios y los ciudadanos de clase media son los principales impulsores de este aumento, y es visible no solo en las protestas, también en la disminución de la confianza en el gobierno, en la participación de votantes y en el declive del apoyo a la democracia como prueba del descontento de los ciudadanos.

A esto se suma que los problemas económicos son motivo de preocupación para muchas personas en todo el mundo, pero también lo eran la seguridad, la gobernanza y los servicios públicos y estas preocupaciones corresponden a una serie de trampas que enfrentan los países en desarrollo relacionadas con la baja productividad, la debilidad de las instituciones y la vulnerabilidad social.

En este contexto, la OCDE considera que se necesitan estrategias nacionales de desarrollo que sean inclusivas en su formulación, visión e implementación, y que sean capaces de adaptarse a las circunstancias cambiantes, para coordinar y mantener direcciones correctas.

Estas estrategias deberían complementarse con enfoques más experimentales y descentralizados de la administración pública que se basen en la cooperación entre ciudadanos privados e instituciones públicas. El apoyo internacional para la recuperación en los países en desarrollo será vital.

lvm

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