La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) informó que en el primer semestre de 2020, los flujos globales de inversión extranjera directa (IED) cayeron 50 por ciento, en comparación con el segundo de 2019 y 38 por ciento en relación con el segundo, al sumar 364 mil millones, el nivel semestral más bajo desde 2013, como consecuencia de la pandemia y las consiguientes interrupciones del suministro, contracciones de la demanda y perspectivas pesimistas de los actores económicos.
En su informe, la OCDE destacó que en las primeras etapas de la pandemia, el escenario más pesimista de la OCDE proyectaba una caída de 40 por ciento en los flujos globales de IED, debido al covid-19, pero dada la evolución desde entonces, este porcentaje podría caer aún más.
En la OCDE la IED cayó 74%
En los países que conforman la OCDE, las entradas de IED se redujeron 74 por ciento, con respecto al segundo semestre de 2019, debido principalmente a grandes disminuciones en Estados Unidos y a las desinversiones de los Países Bajos, Suiza, el Reino Unido y, en menor medida, Noruega.
Otros dieciocho países de la OCDE también registraron una disminución de las entradas; no obstante, las entradas de IED aumentaron en más de 10 mil millones de dólares en Francia, Alemania, España y Suecia.
Capital social
Las entradas de capital social en el área de la OCDE cayeron 68 por ciento, impulsadas principalmente por desinversiones de acciones en Suiza y los Países Bajos y, en parte, porque los inversionistas se mostraron más reacios a explorar nuevas oportunidades de inversión frente a la pandemia de covid-19. Los elevados niveles negativos de los flujos de deuda intraempresariales acentuaron aún más la caída de los flujos totales de IED.
El organismo internacional añadió que las ganancias del área de la OCDE sobre IED entrante disminuyeron en 23 por ciento y las empresas reinvirtieron una proporción ligeramente menor de esas ganancias en comparación con la segunda mitad de 2019, indicó que esto podría deberse a que las empresas multinacionales continuaron distribuyendo una cantidad constante de ganancias, mientras que otras podrían haber decidido distribuir una mayor proporción de las ganancias para apoyar otras partes de sus operaciones durante la crisis.
MRA