Las reformas de las pensiones, con el retraso de la edad de jubilación, no bastan para equilibrar los sistemas a largo plazo, según la OCDE, que insiste en que para compensar los efectos del envejecimiento demográfico hay que aumentar la tasa de empleo de la población de 55 a 64 años.
Este es uno de los principales mensajes del secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Mathias Cormann, en la presentación a la prensa del informe bienal sobre las pensiones públicas.
Tasa de empleo en países de la OCDE
Cormann destacó que esa tasa de empleo (porcentaje de personas que trabajan respecto al total del grupo) alcanzó un nivel récord del 64 por ciento en el segundo trimestre de este año, y que eso significa un incremento de casi ocho puntos porcentuales en diez años, pero también que sigue siendo muy inferior a la de la población de entre 25 y 54 años, que superaba 82 por ciento.
Las diferencias por países de las tasas de empleo entre los que tienen entre 55 y 64 años son bastante marcadas. Con las cifras de 2022, España está muy por debajo de la media, con 57.7 por ciento, como también Francia (56.9 por ciento, Colombia (55.2 por ciento), Costa Rica (54.2 por ciento) o, más todavía Grecia (51.9 por ciento).
Eso contrasta, por ejemplo, con las estadísticas de Alemania, donde tenían un empleo 73.3 por ciento de las personas de ese grupo de edad, o 8.1 por ciento en Japón.
Entre 2000 y 2022, la tasa de empleo en el conjunto de la OCDE subió en 20.5 puntos y la progresión en España fue muy similar, de 20.6 puntos.
El reto del envejecimiento
El principal reto que afrontan los sistemas de pensiones es el envejecimiento de la población. De acuerdo con las proyecciones actuales, el peso de los mayores de 65 años en el conjunto de los países miembros va a pasar del 18 por ciento en 2022 al 27 por ciento en el horizonte de 2050.
Las reformas que se llevan a cabo tratan, en gran medida, de retrasar la edad a la que se jubilan las personas, y eso se consigue con el retraso de la edad a la que se pueden hacer valer los derechos de pensión, pero también con otro tipo de mecanismos que desincentivan las jubilaciones anticipadas.
La edad "normal" media a la que una persona puede jubilarse con un periodo de cotización completo si ha empezado a trabajar a los 22 años es de 64.4 años, y subirá a 66.4 años para los que comienzan su carrera laboral ahora.
En España, esa edad con la reforma de 2023 se mantiene sin cambios en los 65 años, pero en algunos países que tienen mecanismos de ajuste en función del aumento de la esperanza de vida, como Dinamarca, Italia, Países Bajos o Suecia, se situará en el futuro en 70 o más años.
Francia, que también ha llevado a cabo una reforma este año, que generó fuertes protestas en la calle y una dura confrontación política, la edad normal de jubilación va a incrementarse hasta 64.8 años.
La salida precoz del mercado de trabajo (muy frecuentemente involuntaria) con mecanismos como las prejubilaciones hace que la edad efectiva de jubilación en España era en 2022 de 62 años para los hombres, frente a 64.4 de media en la OCDE, 63.7 años en Alemania o 65.2 en Estados Unidos, por no hablar de los 66,9 en México, 67.3 en Chile, 67.8 en Colombia y 68.3 en Japón.
La edad de jubilación efectiva de España está por debajo incluso de la de Italia (63 años). Entre los pocos países en los que es inferior aparecen Bélgica (61.1) y Francia (60.7).
MRA