El 25 de octubre, cuando el huracán Otis tocó tierra directamente en Acapulco, Guerrero, muchas familias creían estar preparadas. Pero se equivocaban. Como doña Conchita, una mujer de 74 años quien apenas pudo huir de su casa de lámina y de cartón donde vive, en la colonia Lázaro Cárdenas.
“Mi jacalito, al que yo consideraba mi residencia, se lo llevó el huracán y estoy muy mal económicamente, no tengo ni un centavo, ni para comprarme un bolillo, no tengo mis cosas… Todo se lo llevó el huracán”, dijo la señora Conchita en entrevista con MILENIO.
Cuenta que antes no vivía precisamente en un palacio, pero que al menos tenía un techo sobre su cabeza. Hoy ni eso. Además, perdió su cama, su estufa, su televisión y sus muebles. Pasa el día sentada en una pequeña silla azul de madera, a la espera de un milagro.
Aún así, ante la adversidad, la doña Conchita no parece rendirse. Se mueve a todos lados, lento, con el bastón que usa debido a que tiene una condición en los riñones. Asegura que con tener donde dormir, todo está bien: “pues aunque sea en un petate me acostaré, pero mi techo, yo quiero que esté bien para que yo pueda vivir en él, así no, yo corro peligro así como estoy.”
Además, recuerda perfectamente cuando Otis devastó su hogar, y su colonia. Ese miércoles por la noche, se fue a dormir pensando que sería una llovizna más, pero poco a poco la situación empeoró.
“Y el aire estaba más fuerte… fue entonces cuando yo ahora sí vi que las cosas no estaban bien. A las 11:30 de la noche, el huracán ya estaba muy pesado y le dije a mi nuera que nos bajáramos a ese pequeño cuartito que ella tiene. Si yo me hubiera quedado un poco más aquí adentro, hubiera muerto aplastada por el huracán”.
Las malas noticias, además, no paran para la mujer. El trabajo al que había dedicado los últimos años, ya no lo puede realizar. Su esposo murió, y su hijo y su nuera están enfermos:
“Yo me he mantenido planchando y lavando ajeno, ese ha sido mi trabajo desde que mi esposo falleció. Ya no puedo más, ya no puedo, ni hay trabajo para mí ya.
Hoy, gracias a la cuenta de Banorte de su nuera, con número 1244255397 y CLABE 072261012442553970, intenta apelar a la caridad de las personas que ven su historia, para que la ayuden a reconstruir su techo.
“Ayúdenme porque yo ya no puedo, siento que voy a enloquecer porque me quedé sin techo. Es lo único que tengo, yo no tengo esposo, tengo un hijo que está enfermo de su brazo, tiene 4 cirugías y no queda bien”.
Finalmente hizo un llamado a las autoridades, de los tres niveles de gobierno. Tiene la esperanza de que algo de la ayuda humanitaria que está llegando a la Costera Miguel Alemán y a otras colonias no tan alejadas, llegue a ella.
“Que por favor se tienten el corazón para personas que estamos viviendo (así), como también mi vecina que se le destruyó su casa”.
EDD